viernes, 12 de febrero de 2021

Un diálogo prefabricado donde cada quien siguió un guión


 Tomado de PostCuba.org

En el día de hoy*  simpatizantes o integrantes de la Articulación Plebeya organizaron una mesa para hablar sobre diálogo. Aunque era fácilmente previsible la retórica que se desplegaría concedí el beneficio de la duda y quise acompañar el espacio.
 
Desde la primera intervención y hasta el final, aunque hubo participaciones mejor elaboradas que otras, saltaron a la vista las inconsistencias de un discurso que chapoletea en la superficie de conceptos totalmente vacíos, evadiendo las condiciones sociohistóricas de la sociedad cubana, obviando el consenso nacional y evitando adentrarse en los nudos gordianos del debate sobre el futuro de la nación de cara a lo que es Cuba, la región y el mundo hoy.
 
Ni un solo elemento de peso de su narrativa difiere del discurso eufemístico de democracia en abstracto con que la derecha internacional ha ido en las últimas décadas vendiendo el neoliberalismo alrededor del orbe, fundamentalmente en enclaves geopolíticos de interés para Estados Unidos como lo es nuestro país.
 
Las preguntas que hice en ese espacio de defensa del diálogo no fueron respondidas (leídas seguro que sí) por los participantes durante la mesa. Mientras, en alusión a ellas, sin mencionarlas directamente, resaltaron por su cinismo de manera sorprendente ideas como: se necesita «una democracia sin apellidos» o, por el estilo, «la alternativa al capitalismo no es el socialismo sino la democracia».
 
Nadie mínimamente entendido en la materia puede contentarse con una salida de esas. Lo que pone en evidencia la falta de argumentos y seriedad de quienes a toda costa desean secuestrar la voz de la sociedad cubana que votó ampliamente por una constitución socialista y presentarse como representantes de una mayoría ficticia.
 
Fácilmente percibí que no estaba ante un diálogo espontáneo y honesto, sino ante otro performance más, organizado por quienes quieren maquillarse de izquierda, «socialismo democrático» y otras etiquetas sin fundamento ideológico y sin una perspectiva clara sobre cuestiones fundamentales.
 
Aquí dejo mis preguntas a los participantes:
 
  1. ¿Cómo se explica una posición de izquierda democrática pro socialista con agentes y medios de comunicación entrenados y pagados desde EEUU para la reinstauración del capitalismo en Cuba?.
  2. ¿De qué sociedad están hablando cuando la mayor parte de la sociedad cubana refrendó la existencia de un partido único? Encuentro un intento de secuestrar la voz de la sociedad cubana por una sociedad civil limitada y vinculados algunos de sus actores a una agenda foránea para el cambio de régimen.
  3. La pluralidad supone la entrada en la escena política cubana de grupos de derecha, ¿cómo se explica que una izquierda socialista y democrática pida espacio para la derecha en Cuba cuando estamos viendo las atrocidades que en la región y el mundo comete la derecha contra las libertades democráticas?
De pronto estamos frente a un grupo de luchadores por el socialismo democrático con estas posturas. Para mí se trató de un montaje muy enclenque para tratar de desmarcarse de actitudes más reaccionarias bajo el maquillaje pálido de la socialdemocracia y hacerse presentables para próximos escenarios.
 
No sorprende que no exista programa alguno más allá de la gastada retórica liberal, ahora salpicada con algunos términos que se dejan caer aquí y allá sin fundamento ni coherencia, como «socialismo», «pluralidad», «democracia sin apellidos», «lo contrario a capitalismo no es socialismo sino democracia» y otros sin sentidos de ese tipo.
 
Mientras, mis preguntas, contestarias para tal línea de diálogo y demagogia, quedaron (en la mesa) sin responder…
 
*(ayer 11 de febrero, nota del editor)

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