Por Sergio Rodríguez Gelfenstein
-Aló, ¿oficina del grupo de Lima?
Si. Buenas tardes. ¡Que desea?
-Por favor, quisiera hablar con el presidente de Perú.
-No puede contestar. Esta muy ocupado intentando que no lo pongan en la lista de presidentes corruptos a los que meten presos. Imagínese que uno de ellos hasta se suicidó.
-Ah, disculpe. No se preocupe. ¡Puedo hablar con el presidente de Argentina?.
-No puede contestar. Está preparando las maletas porque se va.
-¿Se va de viaje?
-Si, va a dejar la Casa Rosada, porque le propinaron una paliza en las elecciones que le ha significado grandes ojeras, muchas arrugas y una exacerbación de su habitual estado de perturbación.
-Bueno, entonces comuníqueme con el presidente de Chile.
-No puede contestar. A esta hora se encuentra en el cumpleaños de su nieto y después se va a su casa a esconderse protegido por las fuerzas armadas y carabineros muy asustado por las grandes manifestaciones de estudiantes que parecen haberse cansado de tanto abuso, mentira y corrupción.
-Entiendo, pero ¡podría hablar con el presidente de Honduras?.
-No puede contestar. Un fiscal estadounidense lo acusó de narcotraficante, metió preso a su hermano por lo mismo y está negociando a ver si es posible salvarse de ésta.
-Que problema, tan grande, pero, si debe estar por ahí el presidente de Brasil.
Él si está todavía pero no puede contestar el teléfono. Le da miedo que lo insulten por racista, misógino, destructor del ambiente, homofóbico, ignorante, mentecato, por hacer apología a la dictadura y por tantas cosas más, que a veces hasta “se enferma” para no dar la cara.
-¡Será que puedo, entonces hablar con el presidente de Guyana?.
No puede contestar. Lamentablemente está muy enfermo y el país está semi paralizado. No se sabe cuándo pueda volver a la normalidad.
-Ah. No sabía, espero que se recupere pronto para ver si puedo hablar con él. ¿Y el presidente de Costa Rica?, tal vez él me pueda conceder unos minutos.
-No puede contestar. Tiene una diarrea indetenible desde que Venezuela ganó las elecciones para un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Trump lo llamó y le dijo que era un inútil y que a pesar que Estados Unidos presionó a muchos países en el mundo y repartió dinero por todos lados fue incapaz de ganarle a un país bloqueado y arrinconado.
-Si, es patético. Entonces comuníqueme con el primer ministro de Canadá.
-No puede contestar. Está en campaña electoral, muy aterrado porque existe la posibilidad de que los ciudadanos no lo confirmen en el cargo. Su subordinación a Estados Unidos a pesar que Trump lo ha humillado varias veces no es bien vista por algunas personas y él tiene mucho temor de perder las elecciones
-Ah. Es verdad. Disculpe. Se me había olvidado. Entonces, por favor, comuníqueme con el presidente de Panamá.
-No puede contestar. Tiene dudas sobre lo qué va a decir. No sabe si es de izquierda o de derecha y enfrentado a la necesidad de asumir una posición ante Estados Unidos, prefirió arrodillarse antes que defender la dignidad de su país, eso lo tiene consternado y de alguna manera, abobado.
-Qué lástima. Se parece a Martín Torrijos que intentaba ser de extremo centro como Michelle Bachelet.
-No lo sé señorita, esa es su opinión, no la mía. Mi función sólo es contestar el teléfono.
-Si, en todo caso parece que tiene poco trabajo últimamente. Por favor, dígale al presidente de Guatemala que solo necesito unos minutos
-¿El saliente o el entrante?
-A estas alturas ya me da lo mismo.
El saliente ya se va y está muy ocupado tratando de tapar todos sus hechos de corrupción, lo cual lo tiene muy ocupado y no creo que pueda hablar.
-¿Y el entrante?
-El es italiano, viaja con pasaporte de ese país. Parece que siente vergüenza de ser guatemalteco. Además es bastante limitado. No creo que quiera hablar con usted.
-Que difícil se ha hecho esta tarea. Me está entrando preocupación, pero el presidente de Colombia seguro querrá hablar conmigo.
-No puede contestar. Se pasa todo el día hablando con el senador Uribe que es quien da las órdenes. Y el resto del tiempo, lo utiliza en falsificar fotos para presentar en los organismos internacionales y haciendo un gran esfuerzo para que no se sepa que está protegiendo y amparando a los paramilitares que asesinan dirigentes sociales y de derechos humanos en el país. Claro, lo puede hacer porque lo apoya Estados Unidos y las grandes transnacionales de la información. Todo esto hace que esté sumamente ocupado.
-Entonces el presidente de Paraguay me podrá ofrecer algunas ideas.
Es difícil señorita, ese señor no tiene..
-¿No tiene tiempo?
No, no tiene ideas. Es tan bruto que le quiso regalar la hidroeléctrica de Itaipú, el mayor patrimonio de Paraguay a Brasil en secreto, pero todo se descubrió y está en la cuerda floja. Por ahora se salvó gracias a una llamada que hizo Trump al presidente del Congreso para que paralizara el proceso de destitución, pero igual se tuvo que ir el vicepresidente y el canciller.
-Entonces, ¿no hay nadie?
La verdad están todos muy ocupados y preocupados, pero tal vez puede hablar con el jefe.
-¿Y quién es el jefe?
Bueno, ahora que botaron a John Bolton, lo está ejerciendo directamente el presidente Trump.
-Ah. Muy bien, por favor, pregúntele si me puede atender.
Señorita, consulté, pero en su oficina me dijeron que entre Putin y Xi Jinping lo tienen loco, además está decidiendo a quién presiona y a quién sanciona hoy. Me dijeron que está de muy mal humor porque no ha podido resolver lo de Cuba, ni lo de Venezuela, tampoco lo de Irán ni de Corea del Norte. Y ahora hasta sus amigos de Europa, Arabia Saudita y Turquía lo traicionaron y los va a tener que sancionar también.
-Que terrible. Y entonces ¿No hay nadie en el grupo de Lima que me atienda?
La verdad no señorita. Aquí, entre usted y yo, esto se está acabando y me parece que me han dejado para que cierre la puerta, ponga el candado y cuelgue un cartel – que ya está hecho- en la puerta
-¿Y qué dice el cartel?
“Cerrado definitivamente por incapacidad manifiesta de sus miembros”
(Resumen latinoamericano)
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