Adrián Eduardo Cancino Gutiérrez. Tomado de Razones de Cuba
La guerra de la clase
dominante de los Estados Unidos de América contra la Revolución cubana lleva ya
más de 60 años. Tras la asunción del inscrito al nacer como Donald John Trump
se ha intensificado. Y coincidentemente se ha intensificado el accionar de una
variante moderna, actual, del mercenario anticubano: El mártir de nuevo tipo.
Este personaje quiere decir
sus «verdades»… pero que le paguen por decirlas. El mártir de nuevo
tipo, a pesar de todo el acceso a Internet que se está disponiendo de forma
creciente en Cuba, no quiere escribir un blog gestionado por él en cualquier
plataforma de Internet para decir sus verdades (hacer que un blog personal sea
muy visitado es algo muy difícil) … no, él prefiere que sea en una plataforma
que luzca poderosa, generalmente pagada por alguna –o varias- ONG extranjera,
detrás de la cual está alguna fundación o institución conectada a algún magnate
que, ¡oh casualidad!, resulta que está
en el negocio del cambio de régimen en países cuyos gobiernos no son del agrado
de las potencias capitalistas, especialmente los Estados Unidos de América. (Cualquier
parecido con lo que la Open Society de George Soros y sus similares financian
para una Cuba Imposible desde donde se pidió la entrada de Cuba al FMI que
ahora mismo incendia Ecuador no es pura coincidencia).
Lógicamente, la paciencia
de quienes deben convivir con sus acciones provocativas y antirrevolucionarias
tiene sus límites, sobre todo, porque a pesar de que habitualmente se
autodenominan de “izquierda crítica”, la izquierda suele estar en las antípodas
de lo que Soros y similares representan.
Pero el mártir de nuevo
tipo necesita su escándalo. Y si se agota la paciencia, es la oportunidad para manifiestos
encabezados por connotados asalariados de la subversión, que amplifica la
maquinaria pagada para el cambio de régimen en Cuba y hasta el Twitter de la
embajada yanqui. Aunque no todos tienen la suerte de que los sancionen, y
entonces, como no lo logran, terminan marchándose de reuniones y empleos,
alegando represión, violación de sus derechos, a pesar de que apelaron hasta a
la justicia sindical allí donde mejor los conocen… y perdieron.
No pocos en breve tiempo
marchan a residir en la tierra de sus patrocinadores, desde donde creen pueden
cobrar más por su trayectoria anterior, aunque, huelga decirlo, corren entonces
el riesgo de que se pueda perder el interés en ellos. Ejemplos antiguos, y
también recientes, sobran. ¿Recuerdan aquel otro “mártir” de apellido Pantoja?
Pues ahora El Nuevo Herald (1) nos
anuncia pide asilo político en Estados Unidos.
Algunos mártires de nuevo
tipo se dan golpes en el pecho (mediáticos) proclamando que son
«revolucionarios». Que sus críticas son fundadas. Que solo intentan mejorar el socialismo. Que
ellos hablan de zonas de la realidad cubana que la sociedad cubana “no conoce
bien”. Casualmente hacen los mismos reclamos que la embajada de
Trump en La Habana. (2)
Ocultan sin embargo que
en su país, Cuba, los primeros derechos humanos, el derecho a una vida digna, a
salud, a educación, a empleo, a cultura y deporte, están bien garantizados (a
pesar del infame bloqueo yanqui que dura casi 60 años). Pero el mártir de nuevo tipo no hablará de esos
derechos logrados por la Revolución. Y solo hablará del bloqueo cuando sea estrictamente
necesario. Después de todo, no se puede morder la mano que te paga, aunque también
sea la que te humille en las oscuras reuniones de la US Embassy, en la que
algunos de ellos engrosan la nómina.
Así solo hablará del
genocida y brutal bloqueo yanqui cuando ya no quede más remedio, a pesar de que
sepa, claramente, que lo ha estado sufriendo toda su vida. Incluso cuando dice
«creer» en el socialismo, lo hace como parche antes del grano, para
seguido disparar su envenenado discurso contrarrevolucionario. Y la agresión
yanqui, si es que aparece, es como pretexto del gobierno cubano, como en la
BBC, esa muy buena prensa oficialista de su majestad.
Por supuesto, el mártir
de nuevo tipo recibe órdenes más allá de escandalizar. Tiene que autoproponerse
como delegado de circunscripción si es posible. Eso de la guarimbas estilo
Venezuela en Cuba no funciona, así que hay que buscar otras vías, hacer
llamamientos, intentos de campañas en Internet, producir pen$amiento, etc….etc.
Los hay que terminan marchándose como becarios eternos a algún país del primer
mundo para aprender cómo ser líder y mejorar el socialismo… con recetas
neoliberales. (Algunos regresan con proyectos bien financiados, que convocan a
“nuevas voces”…que casi siempre son las voces de algunos como ellos). Si en el
primer mundo los jóvenes protestan contra la desidia de sus gobiernos ante el
cambio climático, ellos se lamentan de que en Cuba no se proteste igual, aunque
haya una gran diferencia entre el accionar de esos gobiernos y el del gobierno
cubano. Si hay una huelga en Brasil por el aumento del precio del pasaje, ellos
se lamentan de que en Cuba la gente no proteste por la misma razón, aunque en
Cuba los precios del pasaje los aumentan
una parte de los transportistas particulares y no el estado, siempre
culpable, sin embargo, de todos los males.
Por supuestos, los nuevos
mártires no siguen todos el mismo camino. Aceptémoslo. Sus vías de ingresar al martirologio
son tan variopintas como ellos mismos. Hay quien permanece aquí vendiendo el
alma a los de allá y si no se le obstaculiza trabajar para justificar el
bloqueo, porque esa es su tarea, se victimiza, y se exhibe como intacto héroe
de la libertad de expresión.
El mayor miedo de un mártir
de nuevo tipo es la indiferencia. No la de sus compatriotas. A esa se
acostumbran rápidamente. El miedo a la indiferencia de sus empleadores. Porque saben
que productos fabricados como ellos tienen fecha de caducidad y que más
temprano que tarde caerán en el olvido, en la intrascendencia, porque a
diferencia de los mártires reales (como los que han caído defendiendo una
revolución como la cubana) no habrá ni
historia ni pueblo que los recuerde.
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