miércoles, 23 de agosto de 2023

El enemigo principal. (A propósito de la II Conferencia Nacional del PCC)

Miguel Díaz- Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba

La Conferencia Nacional del
Partido  Comunista de Cuba, PCC, no es un Congreso que tiene la responsabilidad de realizar el análisis integral de los problemas del país y del Partido cada cinco años. Se puede realizar cuando la convoca el Buró Político, entre uno y otro Congreso, para analizar el o los asuntos que requieren de la máxima atención por parte de la dirección del Partido, su militancia, y como fuerza dirigente de la sociedad y del Estado, también el gobierno y todo el pueblo.

Se puede prever, que pase revista al cumplimiento de todo lo acordado en la primera Conferencia, sus objetivos de trabajo, pero ante todo, poder valorar y tomar conciencia del momento histórico en que vivimos, no solo los cubanos, con serios peligros que enfrentar.

Esa visión del sentido del momento histórico que se vive y sus principales tendencias, exige estudiar y actualizar con atención y profundidad el asunto de cuál es el adversario principal a vencer, cuales otras fuerzas también deben ser tomadas en cuenta como instrumentos de ese enemigo.

La Revolución y el Partido que la dirige no pueden equivocarse en la adecuada determinación de quienes son sus enemigos principales en cada momento de su desarrollo. Un adecuado enfoque marxista-leninista, objetivo y realista, requiere considerar que las causas que determinan la evolución y desarrollo  de cualquier fenómeno de la realidad que vivimos, en primer lugar, son las internas, aunque pueden darse casos en que las causas externas son aún más determinantes (el Bloqueo). Por ello es un asunto de vida o muerte el análisis dialéctico de esa relación entre lo externo y lo interno.

Han cambiado mucho las condiciones y circunstancias en que se desarrolla Cuba y su Revolución en la actualidad, y la situación interna en cuanto a enemigos endógenos, también cambia, y no para bien.

No es el crecimiento de los grupos contrarrevolucionarios pagados desde el exterior, cuyo accionar en redes, más que en el mundo físico se ha ampliado, sino los cambios en el pensamiento político e ideológico sobre la Revolución, su Partido y su gobierno lo que nos deben ocupar y preocupar.

Miles de jóvenes y otros no tan jóvenes han abandonado el país, y aunque la causa visible económica, nadie puede negar el trasfondo ideológico de cuestionamiento a la Revolución, su Partido, gobierno y dirigentes.

Otro problema son quienes se mantienen en el país, pero lo cuestionan todo o casi todo, y son manipulados por el enemigo, y utilizados a su favor, aprovechando la falta de respuesta oportuna y efectiva a problemas que no son solubles inmediatamente, por las propias circunstancias impuestas o errores que no se pueden negar.

Se observa y siente la aspiración de muchos al restablecimiento del capitalismo y sus valores, incluso de quienes desean la anexión a los Estados Unidos, de facto et iure.

Nuestro trabajo ideológico y político no enfrenta estas realidades con un plan definido que sea palpable y eficiente a nivel social; un plan con una visión totalizadora permita enfrentar la batalla cultural en marcha, que incluye la vida cotidiana, los medios, los sentimientos y valores de las personas, sus necesidades. Eso no se resuelve sólo con la crítica, sino con la acción revolucionaria, requiere esa solución un enfoque de preparación y movilización de masas no solo para enfrentar, sino para crear las riquezas materiales y espirituales que necesitamos.

La prioridad en el orden económico tiene que ser la utilización del sistema productivo creado y desarrollado por la Revolución, que tiene más  capacidades que cualquier otro actor económico emergente para enfrentar y solucionar gradualmente las necesidades de la población. Es cierto que implica inversiones, como la energía y el combustible, transporte de carga y de servicios, cuadros adecuados, y estrategias para soslayar la acción del Bloqueo. La transformación integral de la Empresa Estatal Socialista, fue el sexto de los objetivos planteados por el Ministro de Economía ante la ANPP.

La situación con las tierras y la producción alimentaria debe ser una prioridad. Las del Estado deben producir y las de los particulares también, no para ganar más cada día, sino para resolver las necesidades crecientes de la población.

Hay que producir de forma que bajen los precios de manera obligada. No se puede ni debe permitir la corrupción, el robo, las ilegalidades, la malversación, el desvío de recursos, como representante del mercado subterráneo o negro, o como segunda economía, como se prefiera llamarle, porque son el principal enemigo interno, y va creciendo y puede destruir lo que tanto ha costado.

Fidel llamó muchas veces la atención sobre que no se hace conciencia con dinero, sino dinero con conciencia.

Aunque se establecieron viejas formas de propiedad, que para algunos son nuevas, todo no se puede dejar a la espontaneidad de las leyes del capitalismo, ganar dinero sobre todas las cosas, plusvalía, ley del valor, oferta y demanda, competencia, todo eso es lo viejo que si no se puede destruir, debe ser modificado, que pienso sea la voluntad al poner a convivir esas formas y leyes con las del socialismo.

Trabajo en y con la conciencia del hombre, para defender todo aquello en lo que creemos, como dijo Fidel en su concepto de Revolución. No llegamos con nuestra conciencia e ideología a esas alturas, que expresan las exigencias concretas de lo cotidiano.

Hemos ido transformando el Estado como órgano de poder revolucionario creado por la Revolución, buscando perfeccionarlo, pero la función fiscal es una de las principales del Estado capitalista, del cual hemos copiado funciones, no es esa la única.

Nuestro Estado socialista no sólo es de derecho, o con funciones fiscales. Tiene el deber histórico de defender los intereses de los trabajadores, que son los dueños de todo, incluyendo los mecanismos para hacerlo.

Es cierto que las leyes aprobadas lo estipulan, pero hay que hacerlas cumplir con el rigor necesario, incluso con la recuperación, si es necesaria, de la Pena de Muerte.

Es cierto que en el caso de los delitos económicos, una declaración de Economía de Guerra para aumentar los marcos sansonatorios, daría elementos para considerar a Cuba en Emergencia Humanitaria, excusa deseada para actos interventores, pero tampoco puede seguirse ignorando el alto daño que este tipo de hechos ocasiona al país, y no solo económicamente.

Hemos renovado políticas de acuerdo a las nuevas circunstancias en que actuamos. De las redes podemos bajar en cualquier lugar y momento, los Lineamientos económicos y sociales, los nuevos conceptos, los documentos aprobados en la primera Conferencia Nacional del Partido, de sus Congresos, resoluciones y muchos otros documentos. Entonces el problema es hacer cumplir el contenido de esos documentos, que cuando uno estudia y compara contienen lo que ya se ha escrito y dicho en otros momentos, y lo que se hace es repetir, escribiendo de otra forma, las mismas ideas.

Cuantas veces se reitera en las intervenciones que los problemas se resuelven cambiando o modificando el estilo de trabajo, o sea, modificando la forma de actuar, o que tenemos que cambiar nuestra forma de pensar y actuar. Tal pareciera que queremos hacer realidad aquello de que la repetición es la madre del conocimiento. Y eso ocurre con muchas cosas, acabando con que las personas dejan de creer en lo que decimos y repetimos, obligándolas entonces a que busquen otros argumentos.

Ejemplo son nuestros medios de difusión. Estudiemos sus normas, estilos, voluntades. Acuden a modos de hacer con el argumento de no dar paso al enemigo, o de llegar a más público, que en realidad, de la forma en que a veces se ejecutan, logran el efecto contrario.

Hay que fundirse e integrarse a las bases, no solo oírlas. Hay que sentir como ellas, sufrir como ellas, no olvidar que salimos de ellas, trabajar día a día como ellas, con las mismas carencias y dificultades.

Para que las masas sigan el proyecto, hay que enfrentar y resolver sus necesidades y carencias, no con teorías, sino en el trabajo cotidiano, con Autoridad Moral.

Hay muchas inversiones con proyección perspectiva, que pueden ser muy necesarias, pero hay adecuaciones que pueden hacerse para que se invierta en problemas más perentorios.

Estamos en una situación casi de guerra permanente con el enemigo, solo falta el enfrentamiento con armas de alto calibre. Entonces actuemos en consecuencia.

Bibliografía

Colectivo de autores. (1991).  Reconocimiento de las explicaciones causales internas e internas. Anuario de psicología, 1991, No. 50. Universidad de Barcelona.

 Guevara, Ernesto (1965). El socialismo y el hombre en Cuba. Recuperado de https://www.marxists.org/espanol/guevara/65-socyh.htm 

Rosenthal, P., Ludin, M. (1965). Diccionario Filosófico. La Habana: Editora Política

Lo externo y lo interno. Recuperado de http://www.filosofía.org 


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