sábado, 29 de julio de 2023

Cuba, China y las formas de hacer Socialismo.




Tomado del podcast del mismo nombre de Cuba en Contexto

Hace tiempo vemos algunos debates, sobre el tema de China y a la posibilidad de adoptar métodos y políticas que a ellos le dieron resultado para aplicarlas acá, y así convertirnos en la primera economía del mundo mundial.

Hay gente en contra, gente a favor, datos por aquí y por allá, cada cual intentando demostrar su punto de vista.

Entonces pongámonos un poquito en contexto. 

China es la primera nación mundial por PIB según el índice PPA (Paridad de Poder Adquisitivo), lo que significa muchas cosas positivas en término de poder adquisitivo real, inflación, relación salario-precios-nivel de vida, etc, y la segunda por PIB bruto. 

A propósito, revisando esos datos me enteré que Cuba está en el puesto 86, y en el 61 por PIB per cápita, de entre casi 200 naciones. No sé qué pensaran ustedes, pero yo no lo veo tan mal.

China es la nación con mayor y más estable crecimiento del PIB desde 1978, cuando empezó la política de “Reforma y Apertura”, de Den Xiaoping, un 6% anual, con 698 multimillonarios y un poco más de 4 millones de millonarios, a día de hoy. Pero no queda ahí.

Desde 2019, es el país con la mayor población con una riqueza personal neta superior a los 110 mil dólares. Eso permitió que en 2018 se le consideraran como Clase Media, 400 millones de personas, y para 2027, debe ser de 1.200 millones, o sea la barbaridad del 85% de su población actual, lo que dice mucho, en términos económicos, de cuánto ha alcanzado ese país en bienestar y redistribución de la riqueza.


A pesar de que se dice tiene el Ejército más grande del mundo, hablando de cantidad de personal activo y en la Reserva, su gasto es inferior, por mucho, al de Estados Unidos, y si tenemos en cuenta que Rusia, por ejemplo, la supera en algunas tecnologías de combate, esos gastos van sobre todo dirigidos al sostenimiento logístico de las fuerzas. Sin embargo, respecto al PIB, los gastos en Defensa solo son el 5,3 %, mientras que el Gasto Público, en 2022, era el 33,08.

Precisamente China tiene uno de los mayores Gastos Públicos per cápita del mundo, unos 3.400 Euros, y un Riesgo de Pobreza del ¡0%! El desempleo, principalmente en la región urbana, está alrededor del 6%, lo cual no está nada mal.

En 2018, China fue el segundo productor mundial de maíz, solo superado por EE. UU, y el mayor productor mundial de arroz, trigo, papa y otros 32 productos agrícolas. El tercer productor mundial de caña de azúcar, solo superado por Brasil e India; y de algodón, solo superado por la India y los Estados Unidos.

Fue en 2019, el mayor productor mundial de carne de cerdo, el segundo de carne de pollo, y tercero de carne de res; el quinto productor mundial de leche de vaca, y el mayor productor mundial de miel.

Según el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, en 2003, China alimentó al 20 por ciento de la población mundial con solo el 7 por ciento de las tierras cultivables del mundo.

Con esos niveles de vida, por favor díganme ya dónde firmar para asumir el socialismo con características chinas. Copiémoslos ya. Y aquí es cuando es y no cuando ustedes querían. ¿Dónde está el “Pero”? 

Primero, China es la 4ta nación en superficie y la segunda nación por habitantes, con unos 1.400 millones, superada en 2021 por India. Cuba es la nación 104 en superficie y la 86 en población.

De esa población, la que vivía en zonas rurales en China era, en 2018, el 40,4 %, una bobería aproximada de 600 millones de seres humanos, pero al inicio de la Revolución de 1949, casi llegaba al 90 %, y ya iniciadas las reformas de economía de mercado era de un ¡80%! 

La población rural en Cuba es del 24 % aproximadamente.

En 1962, se iniciaba para Cuba el peor bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a país alguno. Desde 1966, Beijing comenzó conversaciones con el Gobierno norteamericano y fueron los yanquis sus aliados en la guerra que la enfrentó con Viet Nam en 1979.

En el 2000, el Congreso de Estados Unidos aprobó para China el estatus PTR (relaciones normales permanentes de comercio), que solo revocó el gobierno de Donald Trump, 15 años después.

Aclarado esto, y sin tocar los sucesos de Tiananmen en 1989, pasamos al costo social de esas políticas que iniciaron en 1978.

Al tomar posesión en 2013, una de las propuestas de Xi Jinping, fue sacar de la pobreza extrema a ¡30 millones de chinos! Eso, 35 años después de iniciadas las Reformas. 

En 1990, luego de 12 años de economía de mercado, la pobreza extrema alcanzaba al 66 % de la población china, ¡750 millones de personas! 

En China la Salud no es gratuita, ni universal. La educación es gratuita hasta los 15 años, pero no igualitaria. Mientras que para un estudiante de secundario en Beijing se destina un ingreso per cápita de 20 mil yuanes, para uno de igual enseñanza en una provincia rural es de 3 mil yuanes. 

Solo en 2018, 69 años después de la Revolución, fue que China alfabetizó al 96% de su población mayor de 15 años. Cuba lo hizo… déjenme revisar…, en 1961.

Hoy en China se revitalizan, gracias al poderío económico alcanzado, valores patrióticos y humanos, se implementan políticas de protección del medio ambiente. Por respeto y racionalidad en nuestras relaciones no se tocan muchos temas de la realidad de ese país, ni de otros como Viet Nam, Rusia o Irán.

Comparar China con Cuba, tanto económica, como demográficamente, en lo cultural e idiosincrasias, o recursos, con el objetivo de idear políticas de desarrollo, es un despropósito total. 

Más allá de los evidentes logros económicos chinos, de que sea necesario o no evaluar opciones ante la realidad que impone el mundo capitalista globalizado y el bloqueo norteamericano, deberíamos repensar; ¿qué ganamos con intentar traspolar experiencias ajenas a nuestra realidad? 

Deberíamos preguntarnos; ¿realmente hacen falta esas experiencias? ¿Hemos empezado por determinar realmente cuál han sido nuestros verdaderos fallos? ¿Estaremos entendiendo correctamente el panorama, o estaremos traicionando principios?

Si en algo debemos copiar a los chinos es en que hicieron las cosas a su manera.

Dicen que Vladimir Putin en una entrevista planteó que el Socialismo no era eficiente “económicamente”, porque sus gastos sociales sobrepasaban los beneficios. China, aparentemente, ahora lo está logrando. 

Pero en el caso de Cuba; ¿Estamos dispuestos a sacrificar los logros sociales y valores engendrados por la Revolución, por un pretendido bienestar económico dentro de 20, 30, o 40 años? 

Ahí se los dejo.

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