Por Msc. Roberto Reinaldo
Dávila Cabrera / Imagen tomada de la BBC
Un querido amigo me preguntó dónde estaba el marxismo-leninismo
en el tema de los medios de comunicación social. Por eso la pregunta inicial
que da título a este artículo.
El trabajo investigativo más profundo que conozco sobre el
tema de la mercancía es el contenido del primer tomo de “El Capital”, elaborado
por Carlos Marx, donde explica que decidió comenzar por ahí debido a que
constituye la célula fundamental del sistema capitalista. Dice en el primer
párrafo del texto: “La riqueza de las sociedades en que impera el modo de producción capitalista
aparece como una “enorme colección de mercancías”, y la mercancía singular,
como su forma elemental. Por eso nuestra investigación comienza por el análisis
de la mercancía.” (1)
En otro párrafo establece qué es una mercancía:
“Una cosa
puede ser útil y producto del trabajo humano, sin ser mercancía. Quien
satisface con su producto su propia necesidad crea, por cierto, un valor de uso,
pero no una mercancía. Para producir una mercancía no solo debe producir un
valor de uso, sino un valor de uso para otros, un valor de uso social. Y no
simplemente para otros... Para transformarse en mercancía el producto debe ser
transferido a otro, a quien sirve de valor de uso, a través del intercambio.”
(2)
Ignacio Ramonet, en su artículo “La guerra en los medios”,
plantea textualmente lo siguiente:
“La información constituye una mercancía y el sistema de
información obedece a una ley en la que la noticia tiene un valor económico
determinado. Eso hace que el sistema utilice las noticias de más valor en
detrimento de las menos valiosas. Si pensamos que la información tiene una
relación fuerte con la verdad y que de esa relación debería depender su valor
económico, debemos saber que éste no es el caso. La verdad o la mentira no son
importantes, lo que importa es que puedan rentabilizarse las noticias. El
sistema actual ha cambiado la naturaleza de la información,...” (3)
La información a que aquí se refiere Ramonet en su esencia
es la noticia, principal producción del periodismo, en cualquiera de sus
especialidades, y los productores no son otros que los periodistas.
Claro que los periodistas por sí solos no conforman el
sistema noticioso e informativo en ningún lugar del mundo en la actualidad, Era
de la Informática y la Automatización de los procesos, de la nanotecnología, de
la ingeniería genética, y tantos otros elementos del desarrollo científico
técnico en la sociedad moderna.
A partir del debate sobre el proyecto de Ley de Comunicación
Social que tanta falta le hace a la nación, me ha llamado mucho la atención que
a los teóricos de la “nueva derecha”, y otras corrientes políticas para nada
revolucionarias, también han mostrado interés en el estudio del tema, desde la
etapa del descubrimiento de la imprenta y su evolución histórica hasta el
presente, como también de la evolución de la imagen, de la información, de los
medios técnicos y tecnologías que se utilizan, pero ante todo, cuál debe ser el
contenido de los mensajes para evitar revoluciones sociales, de cómo incidir en
la conciencia individual y social para lograr sus objetivos políticos, “de la
mejor forma posible”.
Volviendo a Ramonet:
“Comunicación contra Información. La
irrupción del multimedia, cuyo impacto se ha equiparado al de la invención de
la imprenta por Gutenberg, sitúa al sistema informacional en el umbral de una
profunda revolución, que coincide con su progresiva pérdida de fiabilidad. La
articulación del televisor, la PC y el teléfono, ha creado una nueva máquina de
comunicar, interactiva y basada en las posibilidades del tratamiento digital de
la información... Se están produciendo en este momento gigantescas fusiones
entre los mastodontes de la telefonía, el cable, la informática, la televisión,
la publicidad, el vídeo y el cine. Se suceden absorciones y fusiones que
movilizan decenas de miles de millones de dólares... Algunos sueñan con un
mercado perfecto de la información y la comunicación, totalmente integrado
gracias a las redes electrónicas y los satélites, funcionando sin fronteras, en
tiempo real y sin interrupción. Lo imaginan construido según el modelo del
mercado de capitales y de los flujos financieros, que se mueven de forma
permanente...”(4)
Y no puedo dejar de reproducir el contenido de este párrafo
que dice:
“La información se caracteriza hoy por tres aspectos. El primero es
que si durante siglos fue muy escasa, casi inexistente, hoy es superabundante.
La segunda característica es que la información, de un ritmo relativamente
parsimonioso y lento en otros tiempos, es hoy extremadamente rápida. Podemos
señalar que el factor rapidez está íntimamente asociado a la información, forma
parte de su historia. Y esta relación ha alcanzado un límite que hoy plantea
problemas, ya que su velocidad es la de la luz y la de la instantaneidad. El
tercer componente es que la información no tiene valor en sí misma en relación,
por ejemplo, con la verdad o en relación con su eficacia cívica. La información
es, antes que nada, una mercancía. En tanto que mercancía está esencialmente
sometida a las leyes del mercado, de la oferta y la demanda, y no a otras
reglas como podrían ser las derivadas de criterios cívicos o éticos.”(5)
Estos criterios de Ramonet fueron escritos y publicados hace
casi 30 años, pero tienen vigencia y resurgen en los años recientes. Si hago
referencia ahora a ellos es para destacar el fenómeno que se describe, puesto
que se trata de otro elemento esencial que analizó Marx en su obra cumbre, “El
Capital”, y que me ayuda especialmente a responder a la pregunta de mi amigo.
Las transformaciones que ha originado el desarrollo
impetuoso de las fuerzas productivas en el modo de producción capitalista, en
cuanto a altos niveles de producción y productividad nunca antes vistos en la
historia humana, por suerte hoy no son solo patrimonio de ese sistema, sino que
forman parte de los países que construyen el socialismo como nuevo sistema
social que ha de ser totalmente superior a su antecesor, aún vivo, pero
destinado a transformarse.
No lo escribo para reafirmar una aspiración o deseo que
lograremos en un futuro no previsible, o como un pensamiento utópico, algo de
lo que han acusado siempre a los comunistas. Ya es una realidad que China, país
socialista, con un Partido Comunista al frente guiando todas las batallas, con
un pueblo unido sobre la base de ese ideal, se ha convertido económicamente en
muchos rubros, en la primera potencia mundial, y avanza para sobrepasar a las
potencias imperiales capitalistas en todos los frentes.
Ese desarrollo de tales fuerzas productivas en la llamada
modernidad ha hecho posible que el planeta transite por el mundo de la
informatización, del gobierno electrónico. Los cambios han sido tales que ya no
existe una comunidad de países socialistas europeos, no existe el símbolo que
fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, no existe el Muro de Berlín,
han desaparecido países y han surgido otros, las fronteras han cambiado, los
sistemas políticos también, y a velocidades nunca esperadas. Fueron muchos los
sorprendidos, hasta los propios protagonistas de tales procesos. No era posible
antes observar guerras que se desarrollan a miles de kilómetros por televisión,
por computadoras, por teléfonos portátiles, celulares, u otros medios técnicos
con alta tecnología.
Para continuar con respuestas a mi amigo, debo decir que la
complejidad de los procesos de la realidad y la espiritualidad es tal hoy en
día, que se requieren potentes medios y recursos de análisis que permitan
descubrir, observar, valorar y actuar a tiempo sobre los acontecimientos y
fenómenos de nuestra vida cotidiana.
El marxismo-leninismo es una potente arma en nuestras manos,
legada por los clásicos que elaboraron esa teoría científica, para poder
cumplir tales propósitos. Utilizarla con objetividad, con cientificidad, con
profundidad de visión y pensamiento, con dominio de sus contenidos y sus
métodos, es el gran reto para todos.
Se desacreditó por superficialidades en su interpretación y
aplicación, por su tergiversación consciente o inconsciente, por las acciones
de sus enemigos permanentes o casuales, y por los hechos, que valen mucho más
que cientos de universidades o centros científicos, con el derrumbe,
desmoronamiento, “desmerengamiento”.
Años ha costado ir gradualmente
a su recuperación, el restablecimiento de su salud, pero de nuevo se va
logrando, se arman con esa teoría nuevos destacamentos de continuadores, de
combatientes revolucionarios en cualquier lugar de este mundo. Y esos procesos
garantizan la victoria, porque el socialismo
camina victorioso, no sin dificultades y luchas, por las autopistas que
nos llevan a un mejor presente y un seguro futuro para la humanidad. Lo afirma
un optimista convencido, aunque no coincida con muchos que oyen cantos de sirena.
Referencias bibliográficas
(1) Marx, C. (1990). El
Capital. Tomo I. Moscú: Editorial Progreso,
(2) Ídem. P. 50
(3) Ramonet, I. (1997). La guerra de los medios. Papeles No.
62
(4) Ramonet, I. (1986). La tiranía de la comunicación.
(fragmento). Madrid: Editorial Debate,
(5) Idem
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