lunes, 5 de mayo de 2025

La Página del Domingo: Mayo.


Por Alejandro Sánchez

Sé que hoy no es el Día de las Madres, pero necesito hablarles de una especial. Una persona cercana, no solo porque compartimos apellido, sino también convicciones.
A pesar de tantas fechas históricas que tiene este mes, si hubiera que ponerle un nombre yo le daría el suyo.
Como Madre tuvo miles de hijos. Y como Madre se ocupó de cada detalle para esos hijos; de campesinos con los que nació y creció, de mujeres que necesitaban otra oportunidad o un nuevo horizonte, de miles de niños a los que abrió un futuro. Se ocupó de su alimentación, su ropa, hasta de sus juegos, creando lugares hermosos para ellos. Como dijera un amigo; qué luz tuvo su madre al nombrarla: Celia Esther de los Desamparados.
Como una madre que guarda esa ropita última de su bebé, o el primer diente de leche caído, nos preservó la Memoria de la Revolución, de Fidel, a quien amó de manera sublime, con un amor que no tiene descripción, que no se ciñó al hombre, sino a su Obra, a la que fue infinitamente leal.
Los niños que Celia acogió la llamaban “mamá”, y es por eso que Celia no solo está en el 4 de mayo, cuando creó la Oficina de “Hasta el último papelito”; ni en el 9, día de su cumpleaños, fecha que pudiera olvidarse por coincidir con otras y ajenos empeños. Celia está en el Día de las Madres, sea la jornada que sea; en ese 17 de mayo de los campesinos que fueron el gran apoyo del Ejército Rebelde, o en el 19 de un Martí que pasó a la eternidad y de cuyo busto en el Turquino fue una de las responsables.
Celia para muchos es soporte, inspiración, es ejemplo; es la muestra de cómo, increíblemente, los protagonismos fatuos no se convierten en amor y agradecimiento. Mientras más quiso dedicarse a su trabajo lejos de los reflectores, más amada y apreciada se hacía para Cuba, más se convertía en esa flor que Hart dijo. Y lo hizo también, aunque muchos no lo sepan, sacrificando de sí misma.
Hoy no era un día para reflexiones personales, ni burdas provocasiones.
Para algunos; Celia, su trabajo, su amor por la Revolución, por Fidel, constituyen las motivaciones más grandes en su día a día. Al menos conozco a alguien así y, humano al fin, quería adelantarme a cualquiera en mostrarle mi homenaje.
¡Felicidades, Celia!



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