Por Alejandro Sánchez
Con mucho disimulo les he endilgado desde los domingos anteriores, dos de las tres leyes de la Dialéctica. Así que hoy tendremos que dispararnos la última: la de la Unidad y Lucha de Contrarios.
Pues el Miquilo es un niño pequeño, muy trigueño, con el pelito negro y como cortado a la calabacita. Hay muchas descripciones, pero yo prefiero verlo así.
El Miquilo es un duende que vive en la región central de Sudamérica; por ahí por el norte de Argentina, Paraguay… Y es un duende bueno, travieso y quizás medio raro, lleno de sorpresas.
Se cruza a las personas por la selva y les pone una disyuntiva: O los golpea con la mano donde lleva un guante de lana, o con la otra donde porta un guante de hierro. Casi todos escogen el guante que no debe dañar, pero sin embargo terminan engañados. Resulta que el puño de hierro es blandito y lo contrario con el de lana.
¿Cómo se la arregla para que la gente no sepa la respuesta correcta? Ni idea. Eso es lo bonito de la magia, que a veces no hace falta entenderla.
Muchas veces la vida nos pone ante los guantes del Miquilo; parece blanda, pero engañosa; o dura pero llena de satisfacciones posteriores. ¿Y cómo cabe aquí la Dialéctica?
En los guantes del Miquilo se unen las contradicciones, polos contrarios, la dureza del hierro no puede percibirse si no se conoce lo gentil de la lana, y viceversa. Y de eso va parte de la vida y todos los procesos humanos, incluso las revoluciones; de contradicciones, de referentes que necesitan su contrario si no, es imposible aquilatarlos: Si el ser humano no siente frío, no buscará calor; si no tiene hambre, no cosechará o buscará comida; cuando llega a conocer un amor mayor, lo precisará de alguna manera; si no vive en la verdad, luchará por ella… y ese continuo lidiar con cosas malas, te hace luchar por otras mejores.
Si en un país no existen las contradicciones necesarias, nunca habrá una revolución. Si asumes las causas que generan esas contradicciones y aceptas convivir con ellas, el proceso se puede revertir.
¿Recuerdan aquello que decía el Che, de intentar construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo? Cuba revolucionaria siempre ha estado ante un miquilo que intenta continuamente engañarla o confundirla entre el hierro y la lana. Y como nos enseña el travieso duende; casi nunca, el camino fácil es el más acertado.
Y aquí un paréntesis para un poco más de filosofía; y no crean que no es un dilema real, que le quita el sueño a no pocos académicos: ¿Y cuándo se avanza tanto en el socialismo, casi llegando al comunismo, cómo se entiende entonces la Unidad y Lucha de Contrarios?
¿Dónde están las contradicciones que te hacen mejorar? Entonces, ¿todo se detiene? ¿Hasta ahí llega la lucha? ¿Llegaste a la perfección?
No. Las contradicciones, entonces, no son de Clase, no son antagónicas entre sistemas políticos enemigos, sino que pasan a ser contradicciones de superación, se convierten en contradicciones para evitar retroceder a lo ya superado; ¿Cómo organizar nuevas relaciones de producción? ¿Cómo crear nuevos conceptos para el Estado? ¿Cómo terminar de limpiar de las conciencias humanas; la traición, la mentira, la autocomplacencia, la envidia, el odio?
Ahí estarán los nuevos conflictos cuando lleguemos allí. Algo que no debe preocuparnos, porque aún nos sobran contradicciones de Clase, políticas, ideológicas, económicas y hasta espirituales suficientes, para seguir luchando.
Toda la vida me dijeron que lo que fácil llega, fácil se va; que lo barato sale caro; que solo se aprecia lo que realmente cuesta esfuerzo conseguir. El ser humano está diseñado para ser un eterno inconforme. La vida, la verdadera vida, es solo para quienes no se conforman. Si lo hubiéramos hecho, aún estaríamos tiritando de frío sobre algún árbol; u obedeciendo al instinto natural de reproducción animal en lugar de ese sublime Amor que ha inspirado los más subyugantes libros, las más conmovedoras canciones, las más alucinantes pinturas, y las más cataclísmicas revoluciones.
No me queda mucho más de Dialéctica de la cual hablar. Pero, ¿usted qué? ¿Escoge hierro, o lana?
Tenga un buen domingo.
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