lunes, 12 de septiembre de 2022

Marxismo-Leninismo y la continuidad de la lucha hacia la verdadera y total emancipación humana


MsC. Roberto Dávila Cabrera / Académico cubano


Sobre el término “marxismo-leninismo, no es que desconozca los puntos de vista, debates y reflexiones en torno al uso de la “rayita” o la “y” y todo lo que ello implica. Pero, lo utilizo en este caso, en respeto a mi propia historia de formación teórica y para adelantar también el criterio de que es un asunto mucho mas serio y profundo, tanto en el sentido teórico como práctico, que la superficialidad o simpleza de un asunto de gramática o de simbología expresiva. No se desmonta una teoría o ideología de esa manera.
Me pregunto si el derrumbe, desmerengamiento, renuncia, destrucción de un sistema social implica hacer lo mismo con la teoría científica que otros crearon, de mucho más alcance social en lo relativo a un país o sistema de países, porque se trata del arma teórica que contribuye o guía la lucha por la emancipación de millones de personas del yugo de otro sistema, el capitalismo que los oprime y explota, a veces con manos de seda, otras con el garrote o el arma homicida.  

En mis tiempos de estudiante, sometido al rigor y disciplina de una institución docente, profesores experimentados y fogueados en la lucha revolucionaria me explicaban que el término se acuñó históricamente para indicar la continuidad y unidad de la doctrina teórica creada científicamente por Marx y Engels, y su desarrollo leninista posterior. Y en honor a la verdad histórica, aunque hoy se pretenda por algunos negarlo, los propios fundadores de la teoría científica del proletariado siempre fueron propensos y dispuestos a introducir nuevos elementos que la historia de la lucha aportaba y siempre reconocieron qué se volvía obsoleto y era necesario cambiar.

Y hay que decir que Marx, Engels fueron maestros en la interpretación y aplicación de la dialéctica en la cotidianidad de la lucha revolucionaria práctica y la elaboración teórica. Nunca perdieron el vínculo con la realidad, fueron constantes investigadores, científicos sociales, y combatientes revolucionarios en la práctica y, a partir de ella, elaboraron los postulados teóricos de su doctrina.

Es otra verdad histórica que Lenin desarrolló teóricamente esa doctrina desde el punto de vista filosófico, económico, político y social, entre otros aspectos importantes, y también fue capaz de llevar a término la primera gran revolución socialista, en uno de los países mas atrasados de Europa en ese momento histórico.

En relación con sus puntos de vista en la relación teoría-práctica Lenin nos dice en sus “Cuadernos filosóficos”: “La práctica es superior al conocimiento (teórico) porque posee, no solo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad inmediata”.
En sus escritos y obras teóricas, desarrolla el concepto de la práctica como categoría desde el punto de vista filosófico y político. Fue un constante estudioso de la realidad, de los hechos y acontecimientos vinculados con las necesidades e intereses de la causa por la cual luchó hasta su muerte física.

Legó una obra teórica, resultado de sus estudios e investigaciones prácticas, de los acontecimientos cotidianos, recogida en 56 tomos, que incluye cartas, documentos, telegramas, ensayos y textos de alto vuelo, que aunque se referían en lo fundamental a las luchas en la Rusia soviética, muchas tienen validez universal, como por ejemplo, “Materialismo y empiriocriticismo”, “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, “El Estado y la Revolución”, “Un paso adelante, dos pasos atrás”, entre otras.

Los estudiosos de las obras de los clásicos reconocen y fundamentan que indiscutiblemente hay coherencia, creatividad, continuidad y unidad en contenidos teóricos, métodos, procedimientos y formas de lucha revolucionaria teórica y práctica entre los fundadores, Marx y Engels, y su más directo y efectivo continuador, Lenin.

La “rayita” entonces fue lo normal en esa etapa después de la muerte de los iniciadores. Si en la actualidad, a partir de los acontecimientos que implicaron la destrucción del sistema fundado por Lenin y sus continuadores, se considera una necesidad separar la obra de los fundadores del marxismo de la obra de su continuador más consecuente hasta ese momento histórico en que se produce el derrumbe, creo que es mucho mas importante y significativo prestar atención al asunto de que exista coherencia, continuidad, creatividad y unidad en la lucha por la verdadera emancipación humana. Una “rayita” o una “y” no deben empañar tal legado.

Son muy diferentes las circunstancias y condiciones de lucha en la etapa actual. Dice un viejo dicho que “el muerto al hoyo y el vivo al pollo”. El muerto no se puede defender por si mismo.

En la Cuba de hoy, este asunto de la continuidad histórica del proceso revolucionario, de mantener la necesaria unidad para lograrlo, de trabajar y continuar la obra con coherencia, y siendo en extremo creativos, sin abandonar ni traicionar principios, es una tarea titánica, no solo para la dirección que asumió la misión de seguir la obra de los fundadores, sino para todo el pueblo revolucionario.

A pesar de estar Fidel muerto físicamente, sigue vivo en la obra práctica que legó, y en su obra teórica, que sin sistematizar, es verdad, existe en los centros de investigación del Partido Comunista de Cuba y otros. Y contamos con dirigentes históricos, fundadores, que están vivos, y combatientes, desde los de la Sierra, el llano, la clandestinidad, y los continuadores, hasta hoy, de todas las batallas.

Una nueva camada de dirigentes asumió la responsabilidad de continuar la obra de los fundadores, y aunque cuentan con el total apoyo de la Generación Histórica, encabezados por Raúl, Ramiro, Machado, Guillermo, y otras posteriores de luchadores consecuentes con los objetivos de la causa, los años transcurridos y los acontecimientos enfrentados indican que no ha sido una tarea fácil.

Creo que estaremos de acuerdo en que la teoría del socialismo no es algo acabado, perfecto, válida para todos los tiempos, lugares y circunstancias. Es una construcción en constante desarrollo, donde se desechan postulados erróneos, lo que el tiempo permite comprobar como no válido y que al mismo tiempo exige y requiere constante cambio y transformación de sus postulados para que esté a tono con las nuevas condiciones que se van presentando en la práctica. La teoría no puede ser una camisa de fuerza que se impone a la realidad. Ya desde las “Generalidades” del “Anti-During”, Engels destaca esa idea, afirmando que los principios no se imponen a la realidad, sino que se abstraen de ella. No siempre existe una correcta teoría que de respuesta a los problemas que se presentan y deben ser resueltos en la práctica.

Y la construcción y desarrollo del socialismo en Cuba requiere considerar que no solo existe el problema de una teoría no acabada. Enfrentamos desde antes del triunfo revolucionario de 1959, al enemigo más fuerte y poderoso de los tiempos actuales, que ha intentado desde siempre frenar el proceso revolucionario cubano y destruirlo.

El enemigo no son solo los mercenarios pagados, las redes sociales alternativas de contenido abiertamente contrarrevolucionario y calumnioso, es también el sistema del capitalismo que nos rodea, y no solo el de Norteamérica, que crea realidades a su imagen y semejanza, anti valores, influye en la conciencia individual haciendo ver que es funcional, escondiendo sus contradicciones y desgracias.

¿Por qué los constantes ataques a la labor de Díaz-Canel y otros dirigentes actuales a través de todas las vías y medios? ¿Por qué estigmatizarlos, tergiversando sus palabras y fabricando noticias falsas sobre ellos?

Cuando el enemigo te ataca con tanta saña, es porque se da cuenta de que se está trabajando revolucionariamente bien, en contra de sus objetivos e intereses, que se está luchando bien por los intereses de la mayoría del pueblo.

Hay hechos que no se pueden achacar como errores de dirección, ni en el socialismo ni en el capitalismo, ni en otros sistemas, si existieran. Si cae un avión, sea por defectos técnicos o humanos, si se produce un incendio de grandes proporciones debido a una descarga eléctrica, a nadie en sus plenos cabales se le puede ocurrir acusar a alguien por ello.

Si hay carencia de productos en nuestras tiendas, tanto en divisas como en moneda nacional, no es porque no se quieran comprar, es que el bloqueo interfiere y no deja comprarlos, aunque también existan problemas en nuestros sistemas productivos que se deben a nuestras insuficiencias, no a la acción del enemigo.

Las revoluciones son acontecimientos tan grandes, con realización de transformaciones profundas, que es imposible no cometer errores, pero solo los cometen los que actúan en su transformación, no los observadores desde cerca o lejos, que todo lo critican, y muchas veces su diatriba va dirigida al sujeto equivocado, no al real responsable.

Los intentos de restaurar el capitalismo en nuestra patria chocan con la realidad de las conquistas socialistas alcanzadas, pero se sigue intentando hacerlo, desde fuera por el enemigo mayor, que impone a Cuba un bloqueo integral, no solo económico, y desde dentro por lacayos de ese imperio que les paga. Y si algunos piensan por si mismos sin que ese enemigo les pague, que ese es el camino a seguir, están traicionando a su país por ser ciegos y no conocer la historia real, dejándose llevar por cantos de sirena.
      
La Revolución Cubana dio respuesta a una necesidad histórica en nuestro país, no es un asunto que se pueda tildar de error histórico, lo que afirman algunos enemigos de tal proceso. Posibilitó una conversión radical, transcendental, de carácter socialista de la sociedad en que vivimos, no realizada de un día para otro, sino a través de muchos años. Creó un sistema social que no se puede desmontar en un día, un mes o un año, o cualquier período de tiempo, porque han sido muchas las transformaciones, incluidas las realizadas en la conciencia individual y social, y en el sistema de valores espirituales, y ya nunca se podrá actuar como antes de este suceso en nuestra historia común.       

Pienso que en Cuba, la continuidad de la Revolución está presente y asegurado el futuro, si no se presentan acontecimientos como los vistos durante el derrumbe de la antigua comunidad socialista, u otros acontecimientos ya conocidos de la historia humana.

Si este camino no se pierde, será realidad cada día la afirmación de Fidel de que la Revolución es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

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