domingo, 22 de septiembre de 2024

La página del domingo: Vamos a andar


Por Alejandro Sánchez

Este post está pensado, que no escrito, desde el domingo anterior. Mientras publicaba en las redes su similar del fin de semana pasado, andaba haciendo cola en uno de esos organopónicos de barrio, de esos que en los 90 se hicieron tan usuales.

Este al que suelo ir, hasta hace unos años resultaba muy bueno. En él llegué a comprar vegetales que no son usuales en Cuba, como col de Bruselas o brócoli. Actualmente vende casi cualquier cosa menos vegetales, no entiendo cómo porque ellos no cultivan ni boniatos o malangas, pero en fin, siempre algo se puede adquirir para preparar la ansiada ensalada.
Volviendo al tema, mientras esperaba tomó turno un padre con su hija menor. La pequeña no debía sobrepasar los 7 años. Le pidió el celular al padre y comenzó a escuchar, una y otra vez, la misma canción: Vamos a andar, de Silvio Rodríguez.
Esa que dice:´

Vamos a andar
En verso y vida tintos
Levantando el recinto
Vamos a andar
Hundiendo al poderoso
Alzando al perezoso
Sumando a los demás
Vamos a andar
Con todas las banderas
Trenzadas de manera
Que no haya soledad
Me llamó la atención, pues la cantaba a coro y de manera continuada (la terminaba y volvía a reproducirla) y el padre solo sonreía, quizás un poco apenado de que la niña pudiera estar incomodando a alguno de los presentes. Le pregunté a la pequeña si le gustaba Silvio (sus canciones en general), o esa canción. Y me dijo que solo era esa pieza. Repetía, sobre todo, la estrofa:

Vamos a andar
Con todas las banderas
Trenzadas de manera
Que no haya soledad
No hice otra pregunta. Hice mi compra y mientras alistaba la moto, padre e hija se retiraban también. Él me miró de nuevo como disculpándose o adivinando que me sentía encantado con su retoño. Les sonreí, y le dije: Cuida a esa niña, es linda.
No sé si comprendió que más que a la belleza física de la pequeña, (que era encantadora), me refería a su hermosura espiritual. Estoy seguro que sí, pues tengo dos bebas en casa y en ellas veo la misma beldad.
Hace poco hablaba con mi hermana, Haydeé, que por demás es una excelente amiga, y recordábamos una frase, no sé si de Martí, que aparecía al final de un programa infantil para niños; "El Camino de los Juglares". Decía algo así como que “siempre es necesario conservar un pedacito de niñez”.
Y es verdad, no se puede dejar de ser niño. La madurez y los problemas nos agobian y los adultos solemos ver el mundo a través de nuestros intereses materiales o personales, de nuestras desgracias. Nos volvemos adultos con las responsabilidades y cuando necesitamos vernos desde la sociedad, de recibir reconocimiento social. Asumimos entonces todos esos clichés y dejamos atrás la inocencia. Eso pasa incluso con las ideologías y los principios.
Voy a tener que dejar mis diferencias con el autor de “Vamos a andar”, (Haydeé lo perdona muy fácil, yo no), y desear que un día mis hijas y los hijos de ella, canten esa canción con tanta vehemencia como la niña del pasado domingo.
Pasen todos un feliz fin de semana, que el Mundo está bastante convulso.






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