domingo, 6 de octubre de 2024

Las notas del Profe: Opiniones sobre el VIII Pleno del CCPCC.

Por Roberto R Davila Cabrera

En las redes he leído opiniones diversas sobre el Pleno señalado en el título. Algunas cuestionando que se eleven críticas sobre el contenido tratado, desarrollo y resultados, otros que aplauden los mismos, otros sometiendo todo a tensos cuestionamientos. Sobre todo eso, no me dejó llevar por las noticias y otras publicaciones, entre otras cosas porque hay contenidos que se manipulan y trabaja el enemigo tergiversando la realidad de lo analizado.
En cualquiera de los casos, se demuestra que fue un evento de interés, seguido por amigos y enemigos. Con calma me he sentado a analizar lo publicado por la prensa partidista, lo que recomiendo a los interesados en sacar conclusiones con cabeza propia y no por lo que otros dicen.
Ha sido en mi modesta opinión un Pleno para respetar, que con objetividad y profundidad realizó sus análisis sobre los temas seleccionados, porque es indiscutible que no se podían abarcar más; no es un Congreso ni se contó con una semana para realizarlo.
Se demuestra que el Partido está en el centro de los problemas, y digo Partido porque no sólo sus organismos dirigentes, el Pleno, el Secretariado, el Buró Político y toda la estructura auxiliar central, sino porque una buena cantidad de militantes y organizaciones de base participaron en los análisis previos a la preparación de los temas discutidos, así como las estructuras intermedias y cuanto especialista fue necesario consultar.
Con mis canas tengo claro que los problemas no se resuelven en reuniones, sino que ellas contribuyen de manera decisiva a la búsqueda de la necesaria visión sobre los mismos para acometer con claridad y precisión su solución.
De los asuntos tratados, queda clara la línea de la necesidad de volcarnos hacia la tierra, como dijo Raúl, nuestro Ministro, jefe y guía de la Comisión de Defensa y Seguridad de nuestro Comité Central desde su fundación, hace unos años, para garantizar la producción de alimentos. Sobre el tema quedó claro que la producción agroalimentaria estatal solo garantiza en estos momentos entre el 15 y el 20 por ciento de lo que se produce.
Hay tierra entregada y otras, que hay que poner a producir y eso no depende del exterior. Recuerdo que hace unos años atrás, el 50 por ciento de las tierras aptas estaban sin producir, por múltiples causas, aunque eso nunca debió ocurrir.
Es cierto que nos faltan insumos que no podemos comprar por el bloqueo, pero también es cierta la existencia de muchos productores que inventan esos insumos de modo tradicional, natural, aunque no sea en gran escala. Tenemos, como diría Elpidio Valdés, muchas tierras a la que dar machete y guataca y ponerla a producir, con mucho trabajo y sudor. El Pleno lo dejó muy claro.
También otra prioridad esencial: poner a producir nuestras empresas socialistas, con potencial para resolver muchas de nuestras necesidades básicas, enfrentando la solución de lo que se requiere para ellos, sin perder de vista que participan en esto todas las formas de gestión complementarias aprobadas.
En ese camino, se enfrenta el enemigo: la corrupción, el delito, las ilegalidades, la inercia, el desinterés, la falta de actitud combativa, que como dijo Gladys, nuestra Contralora, en estos momentos es contrarrevolución.
Y uno de los asuntos por donde comenzó el Pleno, la necesidad de fortalecer nuestras organizaciones de masas y políticas, y el tema de la política de cuadros, sin esenciales para lograr todo lo dicho antes. Porque la solución del asunto de la producción de alimentos, de poner a producir nuestras empresas y de vencer en la lucha contra la corrupción, es tarea de masas.
Una tarea central del Partido es entonces, desde la base hasta los niveles centrales, movilizar y organizar a esas masas para ganar el combate. No basta con hacer conciencia, explicar los asuntos, hay que movilizar, preparar y organizar las fuerzas para esos combates, y es fundamental que los jefes estén al frente, dando el ejemplo y sudando junto a todos, como es tradición legada por la generación de dirigentes históricos de la Revolución.
Con la fuerza real de la unidad ideológica, que se concreta en la práctica con la unidad organizativa y de acción revolucionaria, con la orientación y dirección del Partido, nuestra fuerza dirigente superior del Estado y la sociedad cubana, a combatir, seguros de la victoria.
Fidel nos enseñó el arte de fundirnos y ser parte de las masas, que siempre lo siguieron por la fuerza de su ejemplo personal.

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