Ante la cercanía del cambio de gobierno en Estados Unidos se desatan criterios diversos. Dos acaparan la atención; uno es el probable endurecimiento de la política hacia Cuba y el segundo, alguna posible medida conciliatoria de Biden, más específicamente retirarnos de la Lista de Países que patrocinan el Terrorismo. A ellas les dedicaremos un corto análisis.
Hace solo unos días, en un artículo anterior sobre el posible devenir del nuevo mandato de Donald Trump, terminábamos con las posibles consecuencias y proyecciones hacia Cuba. Decíamos esto:
“Estados Unidos tiene a Cuba donde quiere. Muy poco, por no decir nada, pueden hacer para seguirnos destruyendo, así que sería bueno detener el pánico. En la actual situación, a su modo de ver, era cuestión de tiempo que nuestro país colapsara. Por eso Biden no modificó la política de Trump”.
“Si dejan a Rubio desatar su odio visceral, puede cerrar nuevamente las oficinas diplomáticas, eliminar el "parole" y otras bondades para la emigración cubana; perseguir aún más las remesas y las agencias de paquetería hacia Cuba (lo cual si nos libra de Hugo Cancio y otros similares sería una bendición), cortar los acuerdos de compra de alimentos (abusivos de por sí), entre otras. No niego que tendrán su efecto, pero no mucho peor que el ya existente. Más, sería imponernos un bloqueo naval o invadirnos, lo cual es un costo que no pueden permitirse, tanto económico como moral. Si Cuba tuviera las reservas probadas de hidrocarburos de Venezuela, no descartaría ninguna de esas variables más violentas”.
(….)
“Consideramos que Estados Unidos contra Cuba mantendrá la aplicación de todas las medidas que signifiquen cortarnos financiamiento y derrochar el que nos envíen nuestros aliados (Rusia y China), porque eso reporta ganancias económicas para ellos, pero sus propios gastos en Cuba los deben minimizar; por eso les comentaba el posible cierre de su sede diplomática, la disminución de los gastos para la subversión interna que no estén bien justificados (eso explicaría el apoyo de "Puentes de Amor" y algunos intelectuales y académicos cubanos a los demócratas), el bloqueo o el cobro de impuestos por las remesas... en fin, nada de gastar por gusto”.
¿Por qué recuerdo esto?
Hace par de días, el presidente de la organización Cuba Siglo 21, un “tanque pensante” anti-cubano que recicló a analistas y cubanólogos que antes pasaron por el Cuban Research Institute, de la FIU, o “Cuba Posible”, entre otros, ofrecía sus criterios sobre las posibles medidas hacia Cuba del nuevo gobierno:
• Reforzar el embargo económico: incrementar las restricciones comerciales y financieras contra Cuba.
• Restringir los viajes: reducir aún más las visitas de ciudadanos estadounidenses a la Isla.
• Eliminar las remesas: impedir el envío de dinero desde Estados Unidos hacia Cuba.
• Revocar inversiones: retirar permisos y acuerdos de cooperación y negocios.
• Designar a Cuba como patrocinadora del terrorismo: mantener esta clasificación.
• Ampliar el uso del Título III de la Ley Helms-Burton: impulsar más demandas.
• Aumentar las sanciones a los envíos de petróleo: impedir el flujo de combustible hacia Cuba, especialmente desde Venezuela.
• Fortalecer el apoyo a la oposición: incrementar la ayuda financiera y logística a grupos opositores.
• Reducir el personal diplomático en la Embajada de EE.UU. en La Habana: limitar nuevamente la presencia oficial estadounidense en la Isla.
Y la joya de la corona sería la implementación de políticas migratorias más agresivas, incluyendo deportaciones masivas.
Como ven, no hay mucha diferencia entre lo que preveíamos y las propuestas que pueden estar ya en la mesa del Senador Marcos Rubio.
Por todas esas medidas ya pasamos cuando la “Crisis de los Grillos”, y aún estamos sufriendo sus consecuencias. Pero quiero referirme a 2 esenciales; el tema migratorio y las sanciones.
Evitar emigración desde Cuba para “meter presión a la olla”, ha sido una medida bastante socorrida en los últimos tiempos. Con rigurosas medidas penales y gracias también a la emigración, ¿por qué no decirlo? Cuba contuvo el potencial migratorio delincuencial y violento, como el que protagonizó el llamado 11J. Pero no deja de ser un factor de riesgo para la seguridad nacional.
Otro tema peliagudo sería una deportación “masiva” de cubanos de regreso. No pienso que Estados Unidos lo haga. Primero; porque, los cubanos significan un apoyo considerable al Partido Republicano y las encuestas (Más adelante ofrecemos algunos datos interesantes), demuestran que una mayoría de ellos odia a Cuba. Segundo; el peso importante de la emigración cubana en la fuerza laboral del sur floridano. No creo que prefieran limpiapisos, cocineros, chóferes de Uber y dependientes de Walmart haitianos a los cubanos que hoy ocupan esos oficios. Estados Unidos necesita migrantes para trabajar, seamos honestos.
Entonces, lo que sí pudiéramos esperar es el intento de deportar a Cuba a los “indeseables”, a cubanos de mala conducta social, con antecedentes o causas criminales, como ya se hizo con los llamados “marielitos”. Cuba tiene que estar muy atenta a esa maniobra. Así se sembraron El Salvador, Nicaragua, Honduras… de “maras”, con resultados nefastos para sus economías. Eso no es lo mejor de Cuba a repatriar.
El otro tema son las sanciones y esas no me asustan. El propio Marcos Rubio, en abril pasado, se quejaba de que si los países dejaban de usar el dólar, pronto no tendrían a quien sancionar.
Los barcos que trasiegan petróleo hacia Cuba desde Venezuela, hace mucho que solo hacen ese trayecto. Se sabe que no pueden ir a otros puertos. La reciente Ley Bolívar, o “Ley de Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el Régimen Autoritario Ilegítimo de Venezuela”, presentada por el republicano por ¡Florida! Mike Waltz y la demócrata Debbie Wasserman Schultz, ya de por sí obliga a ese país hermano a buscar otros mercados y otras oportunidades.
Si Estados Unidos tiene sancionados a Rusia, Venezuela, Irán, y pronto comenzará una guerra comercial con China que, en el entorno de los BRICS serán nuestros principales socios comerciales presentes y futuros, sencillamente comerciaremos entre nosotros. Si el NBD-BRICS asegura a los barcos que, hipotéticamente, entren y salgan de Cuba en virtud de ese nuevo comercio, entre otras cuestiones que ya hemos explicado… ¿qué valor, o consecuencias reales pueden tener nuevas sanciones?
En ese contexto, es muy difícil algún cambio hacía Cuba, pero sin embargo, algunas personas de muy buena voluntad, incluso han manejado la posibilidad de que Biden, en un último gesto incomprensible con la materialidad histórica, nos retire de la famosa lista. No lo creo y elementos hay suficientes.
Por regla general, cuando los yanquis han tomado alguna decisión hacia Cuba lleva detrás un componente de peso. De hecho, los dos cambios más radicales fueron tomados por Obama y luego por Trump, a finales de sus mandatos. Uno porque creía que para destruirnos debía hacerse de otra manera y el siguiente porque creía que la vía blanda no era factible, e incluso hasta por “perreta”, y deudas con algunos personajes, como Marcos Rubio por el Rusiagate.
Biden no cambió eso aun siendo vicepresidente de Obama. La respuesta más lógica a eso es que vieron que la situación en Cuba se deterioraba radicalmente y eso, para su principal objetivo que es destruirnos, servía.
¿Para qué iba a cambiar entonces, si nos tenían como ellos querían? "comiendo hierba", como se dice en buen cubano. En eso Biden coincide con Trump, por tanto, de nuevo la pregunta... ¿para qué cambiaría? ¿Para congraciarse con alguien? ¿Con quién?
Biden como político está acabado y la forma en que fue apartado de la carrera presidencial lo demuestra. Hasta en la Cumbre APEC se vieron distancias hacía él. Nadie necesita de un tipo senil y que ya no tiene oportunidad en la carrera de poderes políticos norteamericana.
¿Quizás para dejarle algún problema a Trump? No hay problema en vistas. Trump vuelve a apretar y ya. No va a perder la Florida por eso. Tiene 2 políticos floridanos en su nómina ejecutiva; ganó el estado ampliamente. Hay cosas más importantes en juego para Estados Unidos que verse bien a última hora con una izquierda socialdemócrata y seudo burguesa en decadencia. Su último veto en Naciones Unidas a un Alto al Fuego en Gaza demuestra a que nivel llega su cinismo y pérdida de credibilidad, si es que alguna vez tuvo alguna.
Pero si a alguien le quedara alguna duda y cree que la comunidad cubana en Estados Unidos se va a lanzar a la calle en Miami para respaldar a sus connacionales, lamento decirles que eso no pasará. Están demasiado ocupados intentando llegar a final de mes, como nosotros, y en tratar de hacerse gringos lo más pronto posible.
Y no lo digo yo, a los datos me remito.
Un estudio de este año del Cuban Research Institute de la FIU, realizado por Guillermo J. Grenier, Ph.D. y profesor de sociología en el Departamento de Estudios Globales y Socioculturales de esa sede universitaria, y el Doctor en Filosofía, Qing Lai, titulado; “Cómo los cubanoamericanos en el Sur de La Florida ven las políticas de Estados Unidos hacia Cuba: cuestiones nacionales críticas y las próximas elecciones”, arroja cifras muy demostrativas, quizás decepcionantes para algunos en Cuba.
Solo algunos datos:
Del 2007 al 2024, la cantidad de cubanos que se declaran republicanos fluctuó del 68 al 55%. Pudiera pensar que hay entonces más demócratas. Pues no, ese porcentaje solo creció del 17 al 18%. La diferencia se concentra en quienes se declaran independientes.
Y si esto fuera poco, entre esos republicanos la política hacia Cuba ocupa un sexto lugar por detrás de sus premuras cotidianas y para los que se afilian demócratas, que deberían estar más preocupados, la Isla está en el octavo puesto de prioridad. En resumen, Cuba les importa un comino.
En 2006, a favor de las relaciones diplomáticas con Cuba se mostraba un 54% contra un 60 que no las deseaba mantener. Después de un desbalance a favor del diálogo alrededor del 2016, donde el voto por el intercambio subió al 72%, hoy ese índice pierde por un 60% contra 52, siendo apenas de un 66% de apoyo entre los últimos que se fueron.
La mayoría de quienes se informan en Florida sobre Cuba a través de los influencers tipo OtaOla; entre el 57 y el 54%, son emigrados entre los años 1995 y 2024. Ya puede imaginarse lo que consumen. Un 50% de ellos se declaran republicanos y una cifra similar aún no son ciudadanos, lo que viendo el comportamiento de las cifras no me parece que cambie demasiado.
Precisamente, los emigrados cubanos en esos años fueron quienes más votaron por Trump, un 74%. Y en contra del mito de que los cubanos no son activos políticamente, les diré que el estudio de la FIU reveló que más del 96% afirmó que votaría en estas pasadas elecciones. Así que si tenemos a un Trump en la Casa Blanca, y a un Marcos Rubio de Secretario de Estado, no se engañe, es gracias a un alto porcentaje de nuestros queridos compatriotas en La Florida.
Un dato interesante; el porciento de cubanos que envía remesas a Cuba nunca supera el 54%. Quienes más lo hacen fueron quienes emigraron entre 1995 y 2019. Las causas son varías, pero podemos afirmar que ni es tan pujante el futuro por el que emigraron, (o sea la están pasando dura), ni les interesa tanto ayudar a quienes dejaron atrás, pues la tendencia es a no dejar a nadie detrás (lo demuestra el 89% de quienes emigraron entre 2020 y 2024), salvo a Cuba.
Y si no les parece suficiente; el 72% de los encuestados aprobó las políticas diseñadas para ejercer la máxima presión sobre el gobierno cubano con el fin de promover un cambio de régimen. Todas las categorías de encuestados expresaron un apoyo abrumador a las políticas de línea dura. Entre los que emigraron más recientemente, fluctúa entre el 78 y el 85%.
Las causas de por qué, quienes se fueron hace menos de 10 años de Cuba, odian tanto a su país, son motivo para otro estudio. No en la Florida, sino aquí, pero si algo demuestra esa investigación es que; muchos cubanos en Estados Unidos, sobre todo en La Florida, por las causas que sean; ni son patriotas, ni les importa nada quienes decidieron quedarse. Un dato a tomar nota por nuestros decisores y el MINREX, pues o de nada ha servido la política de acercamiento a la emigración, o esta emigración se va de Cuba porque odia a la Revolución. Así de sencillo.
Entonces, por supuesto que cualquier cosa puede pasar y Biden nos quita de la lista el día 19. Trump y Rubio nos ponen el 21, y cuidado no la noche del propio 20, entre copas por la celebración.
No, de Estados Unidos no podemos esperar nada. De los cubanos que se fueron, muy poco. Esa sociedad los obliga, y no nos engañemos más, decir que nuestra emigración es económica no la hace menos política e ideológica. Lo siento por todos los que tienen a alguien allá. Yo también los tengo y veo el cambio.
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