jueves, 21 de noviembre de 2024

Rusia y la geopolítica mundial

 


Por Alejandro Sánchez

Hoy Rusia acaba de dar un golpe en la mesa, otro más. Ante la amenaza de usar contra su territorio armamento de largo alcance y operado por la OTAN y Estados Unidos, hizo una demostración de fuerza, otra más.

El mayor país del mundo es noticia desde hace más de 2 años. Por motivos tristes, pero lo es. Mucho se habla, para bien, pero sobre todo para mal.

Desde aquel discurso de Truman en 1945, y el de Churchill, precisamente durante una gira por Estados Unidos, la amenaza comunista se convirtió en el día a día de la propaganda antisoviética y por extensión, anti-rusa.

Valga decir que este es un tema muy anterior, que ni siquiera debe toda su existencia a la cuestión ideológica. 

El país más extenso del mundo y con casi inagotables reservas de materias primas y de biosfera, no podía menos que ser apetencia de todos los poderes de la Historia. Conquistar Rusia lo intentaron suecos, mongoles y tártaros, finlandeses, polacos, franceses, alemanes. Apenas Rusia entró en Guerra Civil luego de la Revolución Bolchevique, todas las apetencias imperiales se cernieron sobre ella, incluida la nueva potencia emergente; Estados Unidos, que junto a Japón intentó apropiarse del Extremo Oriente ruso. Durante meses, Vladivostok fue una ciudad yanqui.

Desde esa época data el plan de particionar a Rusia en pedazos fácilmente gobernables y saqueables. Proyecto que manejaron genios de la diplomacia yanqui como Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger. 

"Desde que Putin llegó a la presidencia de su país en 2000, ha hecho todo lo posible para que Rusia vuelva a ser un actor en la escena internacional al que nadie pueda ignorar, especialmente Estados Unidos", declaraciones de Angela Merkel.

Lo que ocurrió después de enero de 2000, con la llegada al poder de Vladimir Putin es otra historia. Especulaciones hay muchas, fundamentalmente promovidas por la maquinaria mediática Made in USA. De las elucubraciones no escapa alguna izquierda añorante que imagina el renacer ruso como una maniobra de dirigentes del PCUS, oficiales del KGB y jefes militares del Ejército Rojo para, solapadamente, revivir la URSS, o al menos la gloria del poder soviético. Resulta interesante que esa leyenda no la exploten los anglosajones, sino que repiten las acusaciones de “imperialista”, “autoritarismo”, “dictadura”.

Como sea, lo que sí está probado es que las fuerzas gobernantes en Rusia, hace ya 24 años, incluso algunas que se le oponen o que conforman la segunda fuerza política como los comunistas, tienen muy claro que su país no puede volver a ser pisoteado, ninguneado y, mucho menos, desmembrado. 

A finales de los 90, un político y militar ruso, Aleksandr Lébed, en una entrevista a una revista española definía el alma rusa. Según decía; el ruso es como un asno, aguanta y aguanta, pero cuando decide rebelarse, no hay fuerza que lo detenga.

El evento con el submarino Kurks y la Conferencia de Seguridad de Munich, en 2007, pueden marcarse como hitos en ese resurgir ruso, de la dignidad de un país. Pienso que 2014 fue el catalizador. No tanto por las sanciones y la rusofobia desatada, sino porque orientó definitivamente la brújula de Rusia hacia Oriente, especialmente China.

En ese año comenzaron las sanciones contra Rusia y 10 años después, no parece hacer hecho mella en su economía. 

En 2024, el PIB ruso debe crecer un 3,6%, más que en el 95% de los países ricos, con el resto de los indicadores en números positivos. La tasa de desempleo, por ejemplo, cayó a mínimos históricos, 3%, solo comparables con los que tuvo la URSS, lo cual aumenta el salario real al 11%, mientras la inflación se sitúa en el 5,2%. Esto explica como Rusia se situó este año en el Cuarto lugar de las economías por PIB-PPA.

Las últimas previsiones publicadas por JP Morgan, un banco nada pro-ruso, revelan que la economía de Rusia crecerá más de un 3% este año y un 1,8% en 2024, frente al 0,6 y 1,3% que se espera en la economía de la Unión Europea. Según los analistas, la variación del PIB entre 2021 y 2026 será del 4,9%. La economía de Rusia será más grande en el corto y el medio plazo.

Mientras, Estados Unidos tendrá un crecimiento de apenas 2,6% y en 2025 será similar, incluso más bajo. La Unión Europea, por su parte, no llegará al punto porcentual este año, y se piensa que sea del 1,3 % en 2025 y un 1,6 % en 2026. Alemania, la otrora locomotora de Europa, tendrá un PIB del 0,1% y en 2025 se cree sea del 0,7. 

Rusia es la economía número 11 por volumen de PIB y ya dijimos, la cuarta en paridad de poder adquisitivo (PPA). Su deuda pública en 2023 fue de 392.865 millones de dólares, lo que representa el 19,55% del PIB, pero solo por ingresos del petróleo recaudaron alrededor del 10% de esa cifra. Estados Unidos tiene una deuda pública del 130% de su PIB.

Puede que muchos a nivel popular no entiendan la enormidad de la proeza que nuevamente acomete el pueblo ruso. Incluso por las noticias de Occidente, se espera su colapso en cualquier momento. Pongámoslo en contexto.

Rusia está librando una guerra por poderes contra la OTAN y la está derrotando. Tiene en crecimiento su economía, posicionándose como uno de los más prometedores productores de armamento probado y certificado en combate real. Al tener tanto personal con experiencia de guerra, ahora mismo es un proveedor de servicios de Seguridad más confiable que los yanquis y europeos. Su avance en África lo demuestra.

Con la unificación de todas sus empresas públicas y privadas de producción y comercialización de hidrocarburos bajo el sello de Rosneft, se convertirá en el proveedor más grande de este recurso, superando a Arabia Saudita.

Rusia está replicando todo su potencial industrial, financiero y comercial en el Extremos Oriente, comprendiendo que el futuro del mundo está en las economías emergentes. Ciudades como Omsk, Novosibirsk, Irkutsk, Vladivostok, están tomando cada vez más relevancia a medida que abandona Europa como su principal socio comercial y comprador y se abre a Asia. El gasoducto del Este, la modernización y ampliación del ferrocarril Baikal-Amur y de su flota de rompehielos nucleares, la construcción de infraestructura en las ciudades mencionadas y otras, el decreto presidencial de que las empresas ubicadas en Siberia tengan sus oficinas allí y no en San Petersburgo o Moscú.

Al mismo tiempo, está reconstruyendo todas las regiones de Ucrania que se unieron a la Federación, facilitando ciudadanía, préstamos, salarios y otras bondades para sus nuevos paisanos.

Es un esfuerzo gigantesco, solo comparable con lo que hicieron entre 1941 y 1942 para proteger a la población civil y la industria de la invasión nazi.

¿Cómo Rusia está logrando esto?

Primero; sus enormes reservas de materias primas. Segundo; un control y planificación estatal de cada renglón económico y social, solo comparable con el que es capaz de hacer un país con economía socialista. Tercero; una propaganda y educación de su población dirigida a al amor a su tierra, a lo que los hizo grandes y si bien eso incluye el pasado zarista, también lo hace y en mayor medida con la Rusia Soviética. Cuarto; el abandono de todo lo que debilita la unidad nacional y el apoyo a todo lo que fortalece, la dejación de las seudopolíticas sociales del globalismo neoliberal, incluso su penalización, así como de la actividad de ONGs extranjeras; y en cambio la potenciación del crecimiento demográfico, del valor de la familia, emigración que aporte, desarrollo de capital humano altamente calificado, inversión en innovación, persecución de la corrupción, etc. Y quinto; una geopolítica en su beneficio en la que la alianza con China y el protagonismo de los BRICS juegan un papel preponderante.

Rusia va en camino a convertirse en una de las primeras economías del mundo, si no lo es ya. No solo dominará el renglón energético y armamentístico, la exploración espacial, sino también alguna producción industrial y la de alimentos; toda su franja sur que pronto se extenderá desde el Dniéper hasta Siberia conforma la extensión de tierra cultivable más grande del planeta. Y Siberia es la mayor reserva de bosques y agua potable mundiales.

Ahora mismo, lo importante no es si Rusia es capitalista o esconde en sus dirigentes una célula reivindicadora de la Revolución Comunista mundial, sino que está llevando la principal carga del cambio de era. Y eso, es sencillamente admirable.

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