(Una sección para hablar de cualquier cosa que no siempre tiene que ver con la realidad).
Por Alejandro Sánchez.
Hace unos días, específicamente el 26 de octubre, medios “serios”, como BBC, desempolvaron artículos de años anteriores respecto a la cuestión energética en Cuba. Fueron originados por el apagón que sufrimos este mes.
Los artículos a los que me refiero tratan el tema de nuestro fallido proyecto de instalar centrales nucleares en Cuba. Y voy a hacer historia rápido:
A finales de los 70, se llegó a un acuerdo con la URSS para montar 3 centrales nucleares en Cuba. El proyecto original preveía la construcción de 12 reactores, 4 por cada central; en Puerto Esperanza, Pinar del Río; Juraguá, Cienfuegos y en Holguín. Cada reactor debía generar 440 MW, lo que en un cálculo de bodeguero debía sumar más de 5 mil MW de energía.
Finalmente solo se negoció una central, la de Juraguá, la que generaría entre 1500 a 1600 MW. Eso significaba un tercio de la demanda actual del país.
Se creía que el primer reactor estaría funcionando para 1993, pero no fue así. El resto de la historia todos se la saben. Según los propios yanquis, que siempre andan al tanto de lo que hacemos, (así como quien no quiere la cosa); determinaron que en 1992, el primer reactor estaba al 90-97% de avance, con sólo el 37% de los equipos instalados y el segundo reactor estaba a sólo el 20-30%, y no había sido entregado el combustible de fusión.
Ese mismo año, Fidel comunicó al pueblo y a los trabajadores que se abandonaba el proyecto.
Reducir la dependencia de Cuba a los combustibles fósiles no fue solo una estrategia o solución en busca de reducir gastos económicos que aumentaran nuestra eficiencia económica, sino una necesidad producto del bloqueo yanqui. Hoy el 95% de nuestra energía se produce con combustibles fósiles, entre gas y petróleo (nacional, fuel oil o diésel), y solo un 5% proviene de fuentes renovables de energía (agua, sol y viento).
¿Por qué no se le ha dedicado más esfuerzos al tema? ¿Desidia del gobierno, poca prevención, abandono? Una respuesta sencilla sería la misma que originó la suspensión del proyecto de las centrales nucleares; bloqueo y falta de financiamiento, algo que también depende mucho del bloqueo. Ahora, esa respuesta a muchos no les parecerá convincente. Pues lo siento, no hay mucho más que argumentar.
Un simple vistazo a las imágenes que acompañan este texto les evidenciará que las energías renovables no son recursos o tecnologías asequibles a cualquier país o economía. Sí es verdad que sus beneficios a largo plazo son rentables en término de ahorro en combustibles y de eficiencia económica, también es real que es muy costoso, (demasiado, gigantesco) su instalación y mantenimiento.
Cuba tiene otros detalles en contra; geográficamente no es un país que pueda usar la energía mareomotriz, o geotérmica; la hidroeléctrica, que a Brasil y varios países con grandes ríos le es muy rentable, tampoco es significativa, y estamos en un corredor de tormentas muy activo, lo que arriesga las instalaciones solares y eólicas.
Otro tema es la superficie a emplear. No puedes usar cualquier terreno para esas estructuras a expensas de zonas de cultivo en un país con tan poca tierra aprovechable. Claro que en este sentido se han destacado muchas opciones que sería bueno explorar.
Económicamente; la energía en Cuba es subsidiada, tiene un alto componente dirigido al bienestar social, por lo que cualquier inversión de esa envergadura, ¿Cómo usted la recupera? ¿Cómo le pagas a un supuesto inversor extranjero la instalación de miles de MW en paneles solares o turbinas eólicas, si no puedes cobrárselo a precios abusivos a la población, o cederle la administración de ese recurso estratégico? Cualquier inversión de ese tipo tiene que partir de créditos, o negocios colaterales que permitan amortizar la inversión.
Alguien pudiera mencionar la biomasa, pero… solo un detalle, ¿Qué masa vegetal vas a quemar en una bioeléctrica? ¿Marabú? ¿Y cuando se te acabe, en las zonas cercanas a la planta, vas a sembrar más de esa planta parásita? ¿Masa vegetal? ¿Para reducir la capa boscosa con todos las consecuencias ecológicas que eso trae? ¿Maíz o Soya, u otras plantas necesarias para nuestra soberanía alimentaria? ¿Caña de azúcar o mejor, el bagazo de deshecho? Puede ser, pero no ahora mismo con una zafra que no logra ser significativa y rentable, eso es difícil. Como quiera es la mejor opción, pero tiene que ir acompañada de una inversión importante en producción cañera con otros objetivos que no sean solo la producción de energía. Quizás con este tema pudiéramos tener prometedoras perspectivas más temprano que tarde.
En fin, no obstante a las dificultades, se apuesta por las energías renovables, especialmente la solar y eólica, y se afirma que para 2025 tendremos unos 2000 MW en paneles fotovoltaicos; se espera recuperar los convenios con China en el tema eólico y, por más que a algunos no les guste, las prospecciones petroleras y gasíferas siguen siendo promisorias.
Para terminar, y a modo de información cultural, quiero tratar un tema interesante sobre la energía nuclear: los reactores modulares pequeños (SMR) y los microrreactores (MR). ¿Qué son?
Pues como el nombre lo indica, son reactores chicos, incluso móviles. Al ser más pequeños, flexibles y asequibles, pueden emplearse en redes eléctricas de menor dimensión y construirse en lugares de acceso difícil donde los reactores grandes no serían prácticos. Son muy usados en lugares estratégicos, como por ejemplo, grandes industrias, centros médicos, lugares de prospección, etc.
Los SMR pueden generar hasta 300 MW y los MR, hasta 10 MW(e), según los diseños. El primero de los SMR del mundo se conectó a la red eléctrica en 2019 y comenzó a explotarse comercialmente en mayo de 2020. ¿Dónde? ¿Dónde más? En Rusia.
La central nuclear flotante Akademik Lomonosov, ubicada justo frente a la costa ártica de Rusia, aloja dos unidades SMR de 35 MW. Esto genera energía para abastecer a una ciudad de unos 100 mil habitantes, pero además, alimenta una desalinizadora que proporciona 240 mil m3 de agua potable por día.
Las MR, incluso más pequeñas, hasta transportables en camiones, generan 10 MW, equivalentes a unos 10 años o más de electricidad para más de 5 mil viviendas 24 horas al día. El lapso de recarga de combustible de estas mini-centrales puede variar entre 7 a 30 años, lo que no solo abarata el costo sino que reduce la contaminación al no tener que desechar ese material de manera más habitual.
La Akademik Lomonosov tiene un costo total de 740 millones de USD. Y entonces me puse a hacer cálculos de bodeguero: para producir 70 MW se requiere un aproximado de 17,5 Ton de combustible. A costos normales, sin tener en cuenta Riesgo País y otras “regalías” del bloqueo que nos encarece hasta un 12% los costos de compra, la Tonelada de combustible ronda los 547 USD, o sea, para generar 70 MW serían necesarios 9.576 USD. Eso rondaría los 3,5 millones USD al año. Provincias como Cienfuegos tienen un gasto de energético de 78 u 80 MW, un polo importante como Varadero, por ejemplo, consume unos 40 MW.
Interesante, ¿no creen?
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