Por Alejandro Sánchez
El domingo pasado hablaba sobre las obras en la vida, y también en las revoluciones. Y no, no voy a tratar nada que tenga que ver con cierto serial de los años 80, que en su inicio usaba aquella frase de Martí, de; “En silencio ha tenido que ser…”. Las obras de los órganos y las personas que en total discreción, solo con la gloria de Cuba y la Revolución en sus mentes y corazones, no la suya propia, deben ser respetadas y reconocidas.
Muchos entregaron, y entregan, sus vidas por esas obras, no solo quienes murieron en el anonimato o cumpliendo una misión, sino quienes se dedicaron por completo a ello, a veces desatendiendo familias, salud, orgullos, aspiraciones, amores...
Quiero hablar un poco de persistencia. A veces las obras parecen imposibles; por lo inciertas o lo enormes. Releyendo el discurso de Fidel en la Universidad de La Habana, el 17 de diciembre de 2005, en un fragmento decía que solo algunas cosas se pueden lograr si se suma a todo el pueblo, si se suman todas las voluntades y así también se crean las mejores conciencias, pues se reúnen todos los empeños en una obra mejor, en una obra de dignidad.
Hay obras más difíciles que cualquier otra. En algunas, a veces, nos vemos solos. Pareciera que nadie nos apoya, que nadie está ahí, al alcance de la mano para apretárnosla y acompañarnos.
También nos ataca el miedo. ¿Quedará bien? ¿Es correcto?
Quizás hoy no tenga mucho que escribir, o decir. Tal vez, por el contrario, tenga mucho que expresar, pero no sepa cómo o no pueda. Estas Páginas también son una obra difícil, en ocasiones. Entonces, a veces, es mejor que hable por mí un poeta:
Obra
Por: Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí)
La vida nos da una piedra tosca
cuando entramos
en su taller difícil.
Hay que tomar cinceles
y cincelar sin tregua
hasta dar al pedrusco
la forma artística, perfecta.
Sucede que no siempre el escultor
logra el milagro,
pero es bastante gloria que la muerte
lo encuentre cincelando,
cincelando…
Tengan un feliz domingo. Y que la vida, a pesar de todo, nos vea cincelando… cincelando.
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