miércoles, 18 de junio de 2025

Dependencia capitalista, manzana envenenada

Por Salvador Capote

La alternativa al Socialismo que nos proponen algunos sesudos intelectuales, es la del regreso a la república mediatizada, dependiente y servil que sufrimos, con preludio de ocupación extranjera, desde 1902 hasta 1959 con Enmienda Platt, leonino Tratado de Reciprocidad, despojo de una parte de nuestro territorio, intervenciones militares, procónsul yanqui y dos períodos de tiranía incluidos.
Obvian, muy convenientemente, el hecho de que nuestro pueblo resistiría fieramente y que los enemigos tendrían, “si no perecen en la contienda”, la tarea imposible de reinstaurar la neocolonia sobre “el polvo de nuestro suelo anegado en sangre”. Es útil, sin embargo, que conozcamos bien cuál es esa manzana envenenada que nos quieren vender, es decir, por qué Cuba, bajo esas condiciones, perdería inevitablemente su independencia y su soberanía. Una explicación la ofrece la teoría de la dependencia, cuyas principales tesis las sintetiza en su definición el economista brasileño Theotonio Dos Santos (*): 

“Dependencia es la situación en la que un cierto grupo de países tienen sus economías condicionadas por el desarrollo y la expansión de la economía de otro país. La relación de interdependencia entre dos o más economías, y entre éstas y el comercio mundial, asume una naturaleza dependiente cuando algunos países (los dominantes) pueden autoiniciarse y expandirse, mientras que otros (los dependientes) solo pueden actuar como una reflexión de la expansión, lo que puede tener una influencia positiva o negativa en su desarrollo. En cualquier forma, la situación básica de dependencia produce una situación global en la que los países dependientes se encuentran en una situación de rezago y bajo la explotación de los países dominantes.  

Los países dominantes imponen así tecnología, comercio, capital y valores sociopolíticos dominantes a los países dependientes, lo que les permite imponer condiciones de explotación y apoderarse de parte del excedente (o plusvalía) producido por los países dependientes. La dependencia, entonces, se basa en una división internacional del trabajo que permite el desarrollo industrial de algunos países y limita este mismo proceso en otros, sometiéndolos a condiciones y restricciones impuestas por los centros de dominación mundial.” 

Son muchas las variantes de la teoría de la dependencia y, por supuesto, ha evolucionado con el tiempo. Algunos autores dan mayor importancia a los factores externos (asociados con la hegemonía del país dominante o centro), otros a los factores internos (asociados con los países dependientes o periferia). No hay duda, por ejemplo, que la situación es muy diferente si el país dependiente está gobernado por una oligarquía corrupta y entreguista o, por el contrario, por quienes defienden su dignidad y su soberanía. En realidad cada país tiene sus propias condiciones, cada país tiene su propia dinámica interna; no es lo mismo países enormes como Brasil, México o Argentina, que países pequeños  y sin grandes recursos naturales como los  de América Central y del Caribe. Pero la teoría de la dependencia, sin caer en hipótesis simplistas acerca del dominio externo o de reales o supuestos errores internos, es imprescindible para entender los fenómenos del subdesarrollo.  

(*) Theotonio Dos Santos (1936-2018). Exiliado en Chile bajo el gobierno de Salvador Allende, Dos Santos fue Director del Centro de Estudios Socio-Económicos (CESO) de la Facultad de Economía Política de la Universidad de Chile. Fue uno de los pioneros de la teoría de la dependencia. Miembro del Partido Socialista, abogó permanentemente contra el capitalismo y el imperialismo y a favor de un socialismo revolucionario. Con el golpe de estado y la instauración de una junta militar en Chile, Dos Santos se asiló en la Embajada de Panamá y vivió como exiliado en México.

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