Nota del autor: He publicado este artículo varias veces, y de nuevo lo hago hoy. Este ejercicio requiere, para no perdernos en un campo de lechugas, seriedad, investigación, estudio, veracidad, convicción de hacer con ella el bien de todos los que nos rodean. Es un derecho y un deber, es una alta responsabilidad que exige mucha objetividad y dominio de la realidad y el conocimiento del movimiento de la realidad, para no pecar del subjetivismo que traiciona los sentidos y los sentimientos, y que nos hace correr el peligro de la injusticia en nombre de tergiversaciones conscientes o inconscientes. Incluso, de servir en bandeja a los enemigos hasta lo más sagrado.
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viernes, 7 de marzo de 2025
La crítica
No es sólo ejercerla con rigor y responsabilidad en nombre y en defensa de aquello en lo que se cree, sino saber asumir la responsabilidad que implica utilizarla por intereses mezquinos.
La crítica
Por Roberto R. Dávila Cabrera.
Después de más de 63 años de revolución, que implican trabajo de formación y educación en sus distintas variantes, pensaba que algunas formas de la inmadurez humana en torno a la crítica habían pasado y que en las condiciones actuales fenómenos frecuentes en los primeros años de revolución ya habían pasado al olvido. Gran equivocación.
Hechos de hoy ponen de manifiesto frente a mi y muchos otros que el asunto de la crítica y las complejidades que implica están muy presentes y por lo tanto se mantiene la necesidad de forjar, formar, educar nuestra cultura sobre la crítica, sus virtudes y defectos, no por interés teórico, sino como necesidad práctica en la vida cotidiana.
Para el objetivo que me propongo, que es contribuir a forjar y formar e incrementar la cultura que nos falta sobre el tema, pensé en deslizar mi humilde mirada y razonamiento hacia nuestros grandes pensadores, guías y ejemplo a seguir, exponiendo sus puntos de vista sobre el asunto en cuestión, y lo que nos han dejado como enseñanza, sin pretender abarcar ese mundo en toda su riqueza, que debe ser ardua tarea. Lo importante es comenzar, después se puede dar continuidad.
En la red de redes pude encontrar y ver diversidad de puntos de vista, opiniones, conceptos, clasificaciones. sobre el significado de la crítica, y su alcance, de acuerdo a los autores que pude leer.
Según una de las acepciones que pude encontrar la palabra crítica, con origen en el latín criticus, identifica la opinión, examen o juicio que se formula en relación a una situación, servicio, propuesta, persona u objeto, que suelen manifestarse de manera pública y girar en torno al contenido de una obra artística, un espectáculo, un libro.
Este enfoque se orienta hacia el pensamiento individual que expresa pareceres hacia obras del sector cultural esencialmente. Pero también se señala en el propio material al que me refiero, que la crítica expresa una reprobación, ataque o censura hacia una cosa o ser, o la expresión de una opinión o criterio sobre algún tema que nos afecta, aún cuando no seamos especialistas en el mismo, y también frecuentemente se refiere al análisis de una situación de crisis o crítica, de las cuales han surgido dichos y refranes populares en distintos lugares del mundo, como pueden ser “ de los errores se aprende”, “no hay mal que por bien no venga”, y muchos otros.
La complejidad del tema puede ejemplificarse cuando encontramos clasificaciones, tipos de críticas, tales como constructiva, destructiva, abusiva, auto crítica, pensamiento crítico, filosofía crítica, teoría crítica, ruta crítica, reseña crítica, crítica científica, objetiva, subjetiva, que pueden referirse a temas profesionales o personales.
En José Martí Pérez, Héroe Nacional y Apóstol de nuestra independencia, con vasta obra editada en el país y fuera de él, podemos encontrar diversos enfoques y apreciaciones sobre la crítica, que él aplicó en la vida, en el periodismo cultural y su vida dedicada a las luchas por nuestra libertad.
Según él, la crítica es algo siempre difícil, aunque noble cuando se trata de eliminar defectos pequeños de un carácter que vale más que sus defectos, cuando en vez de limitarse, en el caso de la crítica literaria, a débiles exigencias de gramática, de redacción, se censuran las ideas esenciales de contenido, con alteza de miras, imparcialidad y serenidad de juicio.
Tiene en su obra diversas apreciaciones sobre lo que entiende como crítica, pero la que expongo a continuación indica la profundidad de su pensamiento al respecto:
“Crítica es el ejercicio del criterio. Destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fu!gor a los dioses verdaderos. Criticar, no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota, no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella los lunares y manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella. Criticar es amar: y aunque no lo fuera, no está en que iniciemos época favorable a la agitadora y dura crítica: que en-las horas de riesgo y de combate, cuando las penas de !a lucha vienen y tintan el animo sereno, cuando no sobre firme tierra sino sobre arena movilísima, fresca a trechos y oscura, descansa el pie agitado, es ley suprema, urgente y salvadora la hermosa ley de amar”. (1)
Dicho por Martí casi de una manera poética, destaca que criticar es amar. El que critica no busca hacer daño, no busca destruir a la persona que se critica, no es poner en la picota pública a la persona, es señalar el defecto para contribuir a su eliminación, es como aplicar cuidadosamente el bálsamo que cura las heridas.
Y advierte con certeza que en las horas de riesgo y de combate, en ocasiones se enturbia el ánimo y la serenidad en la oscuridad del combate y de la lucha, y es el amor el bálsamo salvador.
Cuanto debemos estudiar y aprender del Apóstol para ser capaces de actuar en la vida no con ánimo de destruir personas, sino de atacar oportunamente los defectos y males que afectan la vida de todos. Y no dice que no se critique, sino que se haga bien, atacando los males, no las personas que los padecen.
Y no podemos olvidar que fue Martí crítico del colonialismo, de la esclavitud predominante en su época, del sistema colonial y feudal que oprimía al mundo, y también fue capaz de descubrir y ver los errores del nuevo sistema burgués capitalista en implantación y crecimiento en esa etapa histórica. Y concibió un ideal de futura república para todos los cubanos, pero propia.
Bajo su dirección se organizó la lucha por la independencia de la Patria, por la libertad de los esclavos, por la eliminación del sistema colonial, por la implantación de la República, luchando contra tendencias ideológicas como el reformismo y el anexionismo.
En mi caso personal, la primera concepción teórica estudiada sobre el tema de la crítica, procede de obras de Marx. Fue un gran descubrimiento para mi leer en la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel lo siguiente:
“el arma de la crítica no puede sustituir la crítica por las armas; la violencia material no puede ser derrocada sino con violencia material. Pero también la teoría se convierte en violencia material una vez que prende en las masas.” (2)
“Es necesario cambiar el arma de la crítica por la crítica de las armas”, como forma o manera radical de transformar la sociedad explotadora del trabajo, y fue base para algunas corrientes políticas, como el anarquismo.
Marx, científico social y revolucionario, constante analista de los hechos de su tiempo, valoró distintas revoluciones, y resume de forma magistral sus ideas sobre ellas en el primer capítulo de La Ideología alemana.
Expresa que para engendrar en masa la conciencia comunista es necesaria una revolución, un movimiento práctico, y resume la concepción materialista de la historia cuando afirma que la misma no explica la práctica partiendo de la idea, sino explica las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material, por lo cual llega, consecuentemente, a la conclusión de que todas las formas y todos los productos de la conciencia no pueden ser destruidos por obra de la crítica espiritual, sino que solo pueden disolverse por el derrocamiento práctico de las relaciones sociales reales, de que la fuerza propulsora de la historia, incluso de la religión, la filosofía y toda teoría, no es la crítica sino la revolución.
El salto teórico con la exposición científica que expone, en relación con el primer enfoque, es gigante. No se trata de hacer comparaciones entre pensadores revolucionarios. Mientras el primero centra su atención en la crítica personal, periodística y literaria, lo que es parte de la actuación diaria entre personas en la sociedad, el segundo utiliza el concepto como investigador social poniendo su atención en las contradicciones de la misma, con un enfoque filosófico materialista dialéctico, que transforma desde entonces la explicación humana dada históricamente a la evolución social, esencialmente, de forma predominante, con carácter idealista.
En Marx, la crítica es arma de transformación, se solución de contradicciones sociales de diverso carácter, es un arma que necesariamente lleva a la revolución, cuando esa crítica no es capaz de solucionar por sí misma las contradicciones, sean materiales o espirituales.
Lenin otro grande del pensamiento y acción revolucionarios no se queda atrás al abordar el tema, y en sus obras teóricas se ha encontrado contenido para que autores hallan podido encontrar argumentos y fundamentación de la crítica como regularidad del desarrollo histórico. Es famosa el criterio expuesto que reza: “La crítica es el arma que cura a quien hiere.”
Y Fidel, cuánto hemos podido aprender de él, que a su vez aprendió de los tres pensadores mencionados antes, como ha declarado en diversas intervenciones, una de ellas televisada en marzo de 1962, donde abordo variados contenidos del momento, como el proceso de construcción del partido dirigente de la revolución, el nocivo fenómeno político del sectarismo en dicho camino. Expresó:
“Tengo muchas cosas que decir al respecto. En primer lugar, deseo traer a colación aquí un pensamiento de Lenin, quien dijo que la actitud –es decir-, la seriedad de un partido revolucionario se mide fundamentalmente, por la actitud ante sus propios errores. Y así también nuestra seriedad de revolucionarios y de gobernantes se medirá por nuestra actitud ante nuestros propios errores. Claro que los enemigos siempre están atentos a conocer cuáles son esos errores. Cuando esos errores se cometen y no se autocritican el enemigo los aprovecha. Cuando esos errores se cometen y se autocritican el enemigo puede aprovecharlos, pero de muy distinta forma, porque de una forma no se superarían esos errores, y de otra forma si se superan esos errores. Por eso nosotros hemos decidido tomar una actitud honesta y seria ante nuestros propios errores”.(3)
Uno de los más claros ejemplos de esa honesta actitud ante los errores está contenida también en el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, al valorar no solo ante el Partido, sino ante todo el pueblo y el mundo los errores cometidos durante toda esa etapa de transformaciones revolucionarias realizadas en el país. Veamos algunos de sus feflexiones:
“Los errores cometidos. Sin embargo, al llegar a este punto es necesario hablar de los errores. Las revoluciones suelen tener sus períodos de utopía en que sus protagonistas, consagrados a la noble tarea de convertir en realidad sus sueños y llevar a la práctica sus ideales, creen que las metas históricas están mucho más próximas y que la voluntad, los deseos y las intenciones de los hombres por encima de los hechos objetivos lo pueden todo”.
“En el terreno político durante este período se cometieron también errores. Ya antes, en 1962, se había presentado el fenómeno del sectarismo, que fue oportunamente analizado y superado. En esta ocasión se manifestaron otras tendencias negativas:
Decae el estudio del marxismo-leninismo a partir de 1966.
Desde 1965 comienza a manifestarse cierta confusión entre las funciones del Partido y el Estado.
Entre 1967 y 1970 el Partido traslada su centro de atención a la Administración y muchas veces la sustituye.
Los sindicatos dejan de jugar su papel y, sobre todo, a partir del XII Congreso de 1966 se desarrolla el Movimiento de Avanzada, que en la práctica sustituye al movimiento sindical.
El papel de las organizaciones de masas en general se debilita”.
“No seríamos honrados revolucionarios, si al hacer un recuento de la Revolución dejáramos de señalar con crudeza ante el Primer Congreso del Partido que no siempre fuimos capaces de descubrir a tiempo los problemas, evitar los errores, superar las omisiones y actuar en absoluta consonancia con los métodos de trabajo que deben presidir la dirección y el funcionamiento del Partido. Como la obra revolucionaria de nuestro pueblo ha de ser duradera y el Partido es su garantía más absoluta, es necesario que las presentes y futuras generaciones de comunistas conozcan que estas deficiencias existieron y estos errores fueron cometidos en el proceso. En el quehacer histórico, independientemente de las leyes objetivas, los hombres jugamos un papel y nadie nos puede exonerar de los errores en que podamos incurrir. Sólo la verdad nos puede poner la toga viril, como dijo un ilustre maestro”. (4)
No existe en el mundo ejemplo alguno de Revolución, del carácter o tipo que haya sido, que no haya cometido errores en su quehacer transformador, porque los caminos de cómo hacer las cosas en situaciones como esas no están ni estarán escritas por nadie, incluidos los que han transitado por esos caminos antes o después que otros.
Esto lo afirmo y destaco porque hoy los críticos de la Revolución Cubana se olvidan de sus propios errores evolutivos o de transformación radical, y nos quieren obligar a continuar los caminos emprendidos por ellos y que abandonemos los elegidos por nosotros en el proceso de búsqueda de un mundo mejor posible, con independencia del bautismo o nombre que se dé a la nueva criatura o sociedad.
Virtudes y errores se señalan en nuestro tiempo a revoluciones esclavistas, feudales, burguesas, socialistas. Siempre será más sencillo y cómodo evaluar y criticar lo acontecido donde los participantes ya no están para defenderse, negar o afirmar, incluso sugerir. Siempre será más difícil hacer, decidir con incertidumbres, buscar con inteligencia soluciones a problemas viejos o nuevos, más o menos conocidos, o desconocidos, expuestos a la crítica del momento o la que surge con el transcurso del tiempo, evaluador implacable para todo y todos.
Como podemos ver o intuir, la crítica es fenómeno presente en el movimiento y decursar histórico, expresión de las contradicciones propias de esos procesos, sean o no antagónicas.
Y también es un proceso actual en la actividad individual o colectiva del hombre presente en todos esos acontecimientos, en la vida cotidiana, en el decursar de su vida.
No se puede restar importancia a la significación de la crítica en el paso de las personas por la vida, en su interrelación con otras personas que lo rodean, y todo ello agrega complejidad máxima al tema. No es posible nacer siendo crítico o autocrítico, hay que aprender a serlo, y hacerlo.
Es posible escribir toneladas de papel sobre el asunto a partir de la observación y estudio de los procesos de realización de la crítica de uno u otro tipo, de la autocrítica, de la asimilación o no de los señalamientos críticos.
Hacer análisis y valoraciones o evaluaciones críticas sobre los demás, sobre los asuntos que competen a otros, según demuestra la práctica, siempre será más fácil que realizar esos mismos procesos cuando se refieren a uno mismo.
En el sistema de trabajo con los cuadros de dirección, sean políticos o administrativos, se aplica el subsistema de evaluación. Existe igualmente algún sistema evaluativo para los requerimientos de capacidades y habilidades requeridas para una u otra profesión, y se aplica procedimientos diversos para realizar la labor evaluativa.
He vivido experiencias de personas que son críticas hacia los problemas laborales o sociales, incluso hacia si mismos, demostrando capacidad auto crítica. Por esas cualidades manifiestas, además de otras exigencias propias para las profesiones o para la labor de dirección, han sido promovidos a responsabilidades superiores.
Y entonces, ejemplos que da la vida, los promovidos se transforman de forma inesperada de manera que ya no son como eran. La crítica de los procesos, de las cosas que marchaban mal, han cambiado gracias a su gestión laboral o de dirección, y por lo tanto, ya la crítica es más tenue o no existe, los enfoques autocríticos van perdiendo fuerza hasta desaparecer.
Me he encontrado muchos casos, no pocos, que dicen o afirman no aceptan críticas públicas, aunque ellos critican públicamente a otros, argumentando que eso afecta su prestigio y autoridad ante los demás. La práctica demuestra todo lo contrario. Cuando se es crítico y autocrítico por convicción, no se actúa con dobleces, sino con honestidad ante los demás, la autoridad y su reconocimiento crece, se multiplica se asume como ejemplo a seguir.
Habría que preguntarle a Fidel, a Raúl, a otros dirigentes reconocidos de nuestra revolución porqué entonces ellos asumen responsabilidades por hechos y deficiencias que casi siempre corresponden a otros, demostrando madurez, valentía política, sentimientos de solidaridad y apoyo hacia aquellos que han cometido los errores y han posibilitado la presencia de deficiencias graves en el trabajo cotidiano.
Todo ello indica que la conciencia crítica y autocrítica, la responsabilidad personal se forma, educa y auto educa, no se alcanza solo con la influencia externa de otros sobre cada uno.
Por eso la sentencia de Lenin de que la crítica es el arma que cura a quien hiere requiere que quien la aplique tenga en cuenta que lo hace no para destruir a los hombres, sino a sus errores, y es una necesidad criticar a fondo, no pasar la mano. Al mismo tiempo el que es criticado tiene que aprender a asimilar la crítica, que no es decir me autocritico, acepto el o los señalamientos, sino demostrar en la práctica diaria que se adoptan medidas para eliminar las deficiencias, para ser mejores cada día, que se eliminan las causas que determinaron la crítica o señalamiento.
Y cosas conceptuales de la vida: la crítica no es una sanción en el Partido. Pero el que es responsable, el que tiene dignidad, vergüenza y orgullo revolucionarios hacia sí mismo y ante los demás, asume la crítica moralmente como una fuerte sanción.
Un principio ya histórico en la política disciplinaria del Partido Comunista de Cuba, planteado por Fidel, vigente totalmente, y que debe ser aplicado con rigor, es que se atacan los errores que cometen los hombres, pero no a los hombres que cometen esos errores.
La aplicación consecuente del principio, unido a la labor educativa de la crítica, nos hace cada día más fuertes, y serlo implica saber reconocer en público nuestros errores y deficiencias, lo que hace mucho más fuerte nuestra revolución y a su partido dirigente.
Espero las contribuciones de muchas más personas al desarrollo del tema, que no se agota con lo expuesto, y es solo motivación para continuar desarrollándolo.
Referencias bibliográficas
(1) Martí Pérez, J. (1975). Obras completas (Vol. 15). Editorial de Ciencias Sociales
(2) Marx, K. (2004). Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Signo.
(3). Castro Ruz, F. (1962). La seriedad de un partido revolucionario se mide por la actitud ante sus propios errores. Comparecencia por radio y televisión. La Habana, 26 de marzo de 1962.
(4) Partido Comunista de Cuba (1975). Informe Central al Primer Congreso del PCC. Los errores cometidos. Editorial de Ciencias Sociales
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