Por Alejandro Sánchez
Dedicado a dos Albas, la de Juan Manuel y la mía. Y a Haydee.
Por obra y gracia de las malas intenciones, se suele hablar más de las embarcaciones que han partido, que de aquellas que han arribado o navegado sus costas:
Aquel bote encallado en Cajobabo, la "Honor", el "Corynthia", un "Pilar", el "Cerro Pelado"....
Una de ellas concentra en sí todo, no solo trascendencia, premoniciones, esperanzas, certezas, locura, coraje; hasta la travesia fue agitada, como si la Providencia estuviera en contra.
Pero no, solo quería agregarle más épica, si es posible, a aquella embarcación y sus tripulantes. Todo lo que parecía estar en contra, incluso el exceso de carga y pasajeros, redundó en mayor gloria. El peso lo hundía y los sueños lo mantenían a flote y desafiando olas.
A pesar de que la criba de la vida, posteriormente, hizo de aquellos hombres cobardes, traidores, incógnitas, mártires, héroes, durante las noches de travesía todos, los 82 sin excepción, fueron como aquellos míticos argonautas, fueron Leyenda.
Nada hace más grande a los hombres que las cosas pequeñas, cotidianas, incluso algunas grotescas: un médico aliviando naúseas que el mismo sufre, el miedo y esa sensación de locura colectiva, pero a la que todos se aferran; la certeza de que ninguno quedaría atrás como no quedó Roque.
Aquella embarcación y sus 82 jinetes tuvieron la suerte de pocos; dieron curso a la historia, fueron motor de hechos trascendentes posteriores, pero al mismo tiempo se convirtieron en hito, en parádoja temporal; en uno de esos fragmentos de la Historia que están ahí congelados en el tiempo: siempre surcando el mar, siempre atentos a la Tierra y la Lucha Prometidas, siempre héroes, siempre hombres amados, siempre padres añorados, siempre amores esperados, siempre leyendas.
Siempre, y solo así, todos los 82, siguen vivos.
......Ha crecido un jardín en los ojos del muerto.
Hay colores sin fin bajo el sol matinal
Y ha nacido la hormiga de su párpado atento
Y ha llegado el amor de su sueño inmortal.
¡Venceremos...!. ante cualquier circunstancia.
Tengan buen domingo. Siempre hay un mañana.
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