Los romanos hacian distinción entre el Amor y la Pasión. Para ellos el primero se representaba con el fuego del hogar, (contenido, cumpliendo su tarea). La Pasión, por su parte, era la chispa que incontrolable saltaba del horno familiar y, desbocada, lo consumía todo. El Amor no consumía la Razón, la Pasión sí.
Me refiero al Amor entre dos personas, ese determinado por procesos químicos, neuronales, psicológicos. El que se siente a través del tacto, el sabor, el olor. Ese del cual la sociedad consumista se aprovecha para hacernos comprar bombones, flores, anillos de compromiso, lencería "hot"; hacer publicaciones digitales más o menos originales, discretas o indiscretas, sinceras o hipócritas. Ese Amor que te lleva a hacer el ridículo de vez en cuando...
Recuerdo que en la Secundaria mi enamoramiento por A.M., coincidió con mis incursiones en el baloncesto (conste que no era malo), y no hubo forma humana de que mi primo dejara de decirle a todos, incluida la interesada, que yo andaba sudando bajo los aros solo para impresionarla.
Hay amores de todos los tipos. Y todos son válidos, aunque haya gustos que merecen palos, como decía mi abuela.
Tras el Amor se esconden a veces bajos instintos, pero eso no puede juzgarlo nadie, excepto la persona que así lo acepta.
Con el Amor se valida compañerismo, fuerza, entendimiento, sostén, confianza. No siempre hay uno que quiere más que el otro, porque no es tema de cantidad, sino de calidad. Hay un Amor y una forma de amar por cada persona del planeta.
Y todos son válidos. Como en la Ley, los derechos del enamorado solo terminan donde empiezan los derechos del otro. En el Amor funciona hasta eso del Efecto Mariposa, o la Lucha y Unidad de Contrarios. En el Amor lo que es felicidad para uno es tristeza de otro.
Pero entre tantos amores y desamores, lo único que no puede faltar es "estar ahí". Tiene que importarte. Todo. Cuando deja de importar... Bueno, ese no es tema para un domingo.
Tengan buen día.
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