lunes, 17 de febrero de 2025

Como son las cosas..: Entrevistas y discursos.

Por Alejandro Sánchez

En días recientes, en el contexto de los ac0ntecimientos que parecían remover al mundo (los yanquis siguen en su blablabla, los rusos avanzando en el terreno), fuímos testigos, replicadores entusiastas y hasta nos identificamos lacrimóginamente con las declaraciones de varios artistas de Hollywood, otros del cine español.
Durante los Goya; discursos vibrantes en contra de las deportaciones, de lo inhumano que es despojar de sus infrahumanos empleos a tantos y tantos pobres inmigrantes que solo trabajan duro para darle una oportunidad a sus hijos. Se les está negando la oportunidad de trabajar duro... para ellos. Inconcebible.
Aplaudidos discursos y replicados posts y reels sobre los derechos de las minorias, los derechos de género. Marchas de arcoiris contra otros discursos, verdaderamente barbáricos a lo Milei. En fin: discursos donde lo mismo se mezclaban las denuncias contra el genocidio palestino, los derechos de las minorias y a la libertad, con los miedos, y nuevos Cocos.
Casi todas las declaraciones, artículos de revistas, discursos, hasta la Conferencia de Munich (sin rusos, por cierto. Están ocupados en cosas más reales), tienen 3 puntos en común:
1. El culpable es Trump y el neofascismo, la Derecha.
2. Todo era una panacea antes con las "Izquierdas" demócraticas globalistas.
3. Los neo-imperialismos.
De tanto trabajar en Hollywood, parece que los propios artistas se han creído eso de que los malos no son el sistema capitalista, sino anomalías, desviaciones, traidores a las buenas normas que rigen a la Democracia y los altos valores morales occidentales: Robert de Niro se olvida de su personaje en "Wag the Dog"; Luis Guzmán obvia que solo hace papeles de latino delincuente, y mi bella Aitana Sánchez-Gijón, paseó por las nubes siendo inmigrante mexicana, pero propietaria de una finca vinícola en Napa.
El Imperialismo, puesto a prueba en los propios pilares que decían defender, le dio a todos una probadita de Trump.
Palestina, las cuestiones de género llevadas al absurdo, las democracias convenientes y los neo-imperialismos (Rusia y China), han mostrado las costuras de la impoluta Europa y el paladín norteamericano.
El Rey Arturo, Ginebra, y sus Caballeros de la Mesa Redonda, con su utópica Camelot, quedaron expuestos como lo que son; una banda de saqueadores fagocitarios de la Humanidad; Imperialistas.
El Capitalismo crea sus propias causas de crisis: el agotamiento de los recursos y de las relaciones humanas. Pero, acostumbrados como están a asumir sus propias contradicciones con mucho cinismo, cual pecador que pide absolución y corre de nuevo a pecar; ahora se desentienden de su última creación fascista, chillan ante los osos que llegan del Oriente y lloran por su Paraíso Perdido.
Para seguir la narrativa cinematográfica, he buscado un símil en esos cuentos de hadas que bien reproducen sus ideales, y se me ocurre que pudieran hacer un "live action" de Rapunzel.
La Bruja es Trump o todo lo que representa; la Torre, los derechos y libertades reprimidas por los autoritarismos; y los bandoleros, Rusia y China, los neo-imperialistas, con esa rara dicotomía europeísta de aceptar todo lo nuevo, lo vanguardista, lo woke, siempre y cuando venga de sus agendas. La chica... bueno, ella representa la condición ideal, la inocencia secuestrada de la Democracia Occidental que, de casualidad, es princesa, una patricia. Y su salvador, Eugene, un vulgar ladrón, la plebe alienada. Perfecto, todo encaja.
Lo que está ocurriendo es solo eso, un "live action" al más puro estilo Walt Disney, donde ni siquiera Trump es el verdadero malo, solo una opción más para el espectador, quizás hasta el personaje trágicamente burlesco que esconde al verdadero Mal, al verdadero asesino del thriller.
Puedes escoger entre una versión bruta y una versión noble (arrepentida de sus errores), del Capitalismo, y como América Latina parece ser la última frontera en la que Estados Unidos le está resistiendo la partida a los nuevos imperialismos; España se convierte en la cara de esa opción noble. Para que ni siquiera haya que agregar subtítulos. Sánchez y sus defensa de las libertades mediáticas, Iglesias con sus Redes, Irene y sus feminismos Made in Soros y USAID; mucho socialismo rosa, vanguardista, pero nada antisistema.
No hay males menores. El fin no justifica los medios para los comunistas, como dijera Fidel en ese noviembre de 2005. No hay capitalismos más o menos favorables; no hay opciones entre el imperialismo anglosajón o suavizado con deje andaluz.
El Fin es el proyecto de construcción comunista y el bienestar de los pueblos, el Socialismo real. Para ellos hay que observar detenidamente la realidad, como diría Lenin, pero los medios no pueden convertirse en el objetivo. Ante las nuevas alternativas; esas que el propio Capitalismo tilda de Neo-Imperialistas, solo queda tener claridad en los principios.
¿Subordinación eterna, así sea en idílica ensoñación, o asociación de futuro compartido?
Solo la soberanía y el pensamiento genuinamente comunista dará la respuesta correcta.

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