El Octavo Congreso del PCC sesionó en el 2021. Imagen tomada de Internet
Por Roberto R. Dávila Cabrera
•“Continuaremos trabajando en las leyes derivadas de la nueva Constitución y en el fortalecimiento de la democracia socialista, vinculada a la justicia y la equidad social; el ejercicio pleno de los derechos humanos; la representación efectiva y la participación de la sociedad en los procesos económicos y sociales en curso, hacia un socialismo próspero, democrático y sostenible.
• Conscientes de que la democracia es más socialista en la medida en que es más participativa, nos corresponde estimular la partici-pación popular, creando espacios y procedimientos para atender, evaluar y aplicar las demandas y propuestas que la hagan efectiva.
• Contribuir al perfeccionamiento de los órganos del Poder Popular, potenciando el municipio como ente principal de la dirección local. Priorizar la atención a las nuevas estructuras y la existencia de relaciones adecuadas entre ellas, el fortalecimiento de las asambleas municipales, la labor del delegado, el trabajo comunitario integrado, la atención a los planteamientos de los electores, la ampliación de los mecanismos de acceso de la ciudadanía, la información pública y la participación popular.
El documento tiene los conceptos como elemento principal de su contenido, y si el tema es democracia, conceptualmente hablando, desde su nacimiento en la antigua Gracia, según dicen los historiadores de occidente, puesto que en Asia y otras áreas aledañas parece que hay otras versiones sobre el nacimiento del concepto antes de Grecia, su contenido significa “poder del pueblo”.
Y desde entonces también está claro el carácter clasista del contenido del concepto, porque ese pueblo referido no incluía a la población esclava, que se consideraba solo un instrumento de trabajo, siendo en muchos casos mayoritaria en relación con las clases dominantes de esa etapa histórica.
Y cambiaron las clases en cada formación económico social, feudalismo, capitalismo, socialismo, y no el carácter clasista de lo existente en cada formación. Por eso es muy adecuado poner siempre apellido a la democracia, y nuestro documento lo hace, democracia socialista.
Sería hablar entonces del poder del pueblo socialista, de que para que exista mayor democracia hace falta cada día ser más socialistas, que significa entonces que el pueblo tenga cada día más poder. Y ese sería el rumbo acertado para tratar el tema y el contenido del concepto con carácter socialista.
Digo esto por una razón: consigna conocida desde hace muchos años, utilizada con fuerza en la autodestrucción del socialismo europeo, en el derrumbe socialista que tanto ha costado a la humanidad: “más democracia para más socialismo”.
Parece una consigna ingenua, se llevó a los medios como “Glasnost” o transparencia informativa, y muchos aplaudían, hasta que ocurrió lo previsto y planificado por las fuerzas del capital.
Dicho esto, entonces a lo nuestro, el documento del Partido y el IX Congreso. El fortalecimiento de la democracia socialista no puede ser solo estimular la participación popular creando espacios para atender, evaluar y aplicar demandas y propuestas, es que los espacios que se creen organicen adecuadamente al pueblo para ejercer su poder, que no se puede ejercer solo a través de los órganos del Poder Popular desde la base a la nación. La estimulación puede ser un proceso moral, ideológico, educativo, pero si eso no se concreta a través de la organización, no habrá acción práctica que concrete lo que necesitamos.
Es que en cada colectivo laboral los trabajadores puedan ejercer ese poder en todo el proceso de producción y distribución de lo producido, considerando intereses individuales y sociales, en su correspondencia y según necesidades y prioridades.
Es que las estructuras del poder socialista creen condiciones para la participación popular en la toma de decisiones, en las tareas de la creación de los elementos que caractericen al socialismo como sistema de ejercicio de poder de las masas populares.
Plantear que debe haber más democracia, aunque sea socialista, es analizar al revés el asunto de que debe haber más socialismo para la existencia de más democracia, más poder del pueblo.
En nuestra historia del desarrollo de la organización política socialista hay experiencias que indican que muchas veces solamente se piensa desde arriba y no desde abajo, desde las posiciones del poder desde arriba, sin que exista el poder desde abajo.
Lo demuestra, por ejemplo, la reticencia a no organizar el control popular sobre todas las actividades en esta sociedad, o no garantizar las condiciones necesarias para la participación efectiva de las masas en los procesos de toma de decisiones sobre asuntos que afectan a todos, que no es pedir opiniones y criterios y tenerlos o no en cuenta, es que las personas vean y sientan que participan de verdad en tales procesos.
Es cierto que la democracia tiene también algo que no se puede olvidar, su carácter representativo, por eso se eligen delegados y diputados, obligados por la Constitución a rendir cuentas, a rendir información de su gestión, pero hay que prestar mayor nivel de atención a los compromisos y promesas que se hacen y después se olvidan y no se cumplen en años.
Puedo poner ejemplos del último proceso de rendición de cuentas de los delegados a sus electores, donde dirigentes hicieron compromisos, y va pasando el tiempo, y nada de lo dicho se cumple o se informa algo al respecto. Y se pierde la moral ante las masas de aquellos que conviven y dirigen en la base, en circunstancias tan complejas en que vivimos y debemos defender la revolución a toda costa, para evitar tener que pagar el alto costo de poder perderla por nosotros mismos, como nos alertó Fidel en memorable intervención en la Universidad de La Habana.
Y estamos obligados a pensar en como organizar el funcionamiento social para que las viejas formas capitalistas que estamos reestableciendo como nuevas, y que estamos obligados también a no dejar crecer más de lo necesario y previsto, y las propias organizaciones administrativas estatales, no se sitúen por encima del pueblo, sino se subordinen a él a través de las estructuras que se deben crear para fortalecer su poder.
Hay que decir que, si no ejercemos la responsabilidad asignada de controlar a través del Estado, los organismos administrativos, las organizaciones de masas y sociales, el Partido, corremos el peligro de que el socialismo y su carácter democrático se estanque y no se desarrolle, dando paso a otras fuerzas que, sí no tienen ese carácter, porque el capitalismo no necesita de conciencia individual y social, se desarrolla el solito, sin que haya necesidad de empujarlo y apoyarlo, mientras el socialismo tiene obligatoriamente que ser un acto de conciencia individual y social.
Estos temas deben ser debatidos a nivel de sociedad, nadie tiene la verdad absoluta, como ya he afirmado en otros artículos, pero la marcha hacia el futuro, venciendo tantas dificultades diarias, exige mucha claridad en lo que hacemos y debemos hacer mirando ese futuro.
Si desde ya estamos pensando en el próximo Congreso, es deber revolucionario discutir públicamente estos criterios, sin temor, porque los que deben temer que tomemos los caminos adecuados son los enemigos.
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