martes, 5 de agosto de 2025

Reflexiones: Consecuencias

Por Roberto R. Dávila Cabrera

Experiencias de actividad enemiga y las formas de relacionarse con él ya acumulamos muchas en el país. Con largos años de lucha hemos tenido que aprender a luchar sin ingenuidades, aunque no siempre está claro quién es o no enemigo y es necesario siempre investigar antes con quien o quienes vamos a relacionarnos, siempre que sea posible.

No es la teoría la que nos aporta todas las respuestas, pero es elemento esencial para estar en condiciones de enfrentar actos implicados en tal tipo de relación para poder dar siempre las respuestas necesarias y oportunas.

Fidel y Raúl, ahora Díaz Canel, han transitado ese camino con éxito, y debemos aprender de ellos para evitar consecuencias no deseadas cuando corremos el riesgo de entrar en ese tipo de relación.

El enemigo no es tonto, es solapado, encubierto, esconde sus verdaderas intenciones, endulza con palabras y promesas los oídos, nos ciega para que veamos lo que quiere que veamos.

En la Historia y los medios se aprende mucho, porque salen noticias de operaciones encubiertas, de acciones de camuflaje para intentar desviar la atención de hacia donde se escondan las intenciones verdaderas que vienen detrás, pero están concebidas antes con precisión. Veamos por ejemplo la reciente información de la Inteligencia Rusa sobre los planes de Reino Unido para continuar la guerra y tratar de destruir a Rusia, utilizando a Ucrania y otros países, incluso algunos que dicen son aliados, e involucrando a los Estados Unidos.

Con el desarrollo de nuevas tecnologías, de las redes, hay nuevos campos de acción que facilitan tal tipo de acciones en ese mundo tan complejo, incidiendo con fuerza en todos los sentidos humanos con más rapidez que otras vías y medios, como pueden ser el cine, la televisión, la literatura, el teatro, los audiovisuales, la radio la prensa plana, y en esas posibilidades se apoya toda la acción de la guerra cultural del imperio contra los pueblos y sus revoluciones.

También son muy viejas en la Historia las acciones encaminadas a lograr objetivos de inteligencia y contrainteligencia, de manera directa o indirecta, con personas de interés, como lo demuestran los casos de dirigentes sembrados en movimientos revolucionarios durante años para neutralizar sus acciones e intenciones.

Tenemos también la larga historia de acciones armadas y encubiertas en el interior del país y en el exterior, de diverso tipo, desde mantener presos y secuestrados en cárceles durante años a compañeros combatientes, el asesinato de otros, y los más conocidos hoy, nuestros Cinco Héroes que estuvieron buena parte de sus vidas en cárceles del Imperio.

Se ha dado bastante información en redes en estos días sobre la actual “La Joven Cuba” y su esencia contrarrevolucionaria, pero también de otros tipos de organizaciones que igual juegan un papel de tal tipo, de manera encubierta o no.

Todo esto demuestra la complejidad de los asuntos que se nos pretenden presentar como productos de la casualidad, y la necesidad de no actuar de manera tan simple que pueda facilitar las acciones y objetivos de los enemigos de las revoluciones verdaderas como la cubana.

Experiencia personal sobre el tema puedo señalar varias, pero me quiero referir solo a una: En una reunión de mi Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, que realizamos por lo menos una vez al año, para confraternizar entre nosotros, los que aún somos conciencia caminante, asistió en esa ocasión una representación de la prensa de una agencia alemana, que insistió en entrevistar a algunos compañeros.

Entre ellos fui uno de los seleccionados por mi antiguo jefe, combatiente del Ejercito Rebelde, y durante un determinado tiempo realizaron preguntas sobre la historia de nuestra unidad de combate, pero ante todo sobre nuestra posición política ante las actuales condiciones y circunstancias en que se desarrollaba la Revolución. Todos los entrevistados, con sus palabras, expresaron sus sentimientos, su actitud de apoyo a la Revolución y sus dirigentes, y su disposición de seguir con los pies en el estribo, junto a todo el pueblo combatiente.

Mi hija mayor vive en Alemania desde hace más de 15 años, y al hablar con ella algunos días después, le hablé sobre el tema, y me dijo que vio la entrevista por la televisión, pero el contenido de la noticia era totalmente negativo; se tergiversaron las informaciones, nos presentaron como elementos que defendíamos el pasado y no el presente que necesita cambios y transformaciones, pero hacia el capitalismo.

A cualquiera le pasa. Hay más ejemplos: Silvio Rodríguez, Cándido Fabré, y otros, que con precisión han sabido defender los principios y sentimientos revolucionarios, de manera directa y sin medias tintas, con independencia de que cualquiera de ellos son críticos de hechos que deben ser criticados en nuestra sociedad.

Y de eso se trata, de las convicciones y sentimientos revolucionarios que se llevan por dentro y se demuestran por fuera sin traicionarnos a nosotros mismos en nuestras actuaciones.

Y no es sólo un asunto de que el arte en cualquiera de sus manifestaciones, la ciencia, con otro tipo de conocimiento y especialización, el deporte, la familia, se manipule y se diga que debe ser apolítica. 

En la realidad eso nunca es así, porque hablar de política es referirnos a relaciones de poder, y este incide en todos los miembros de cualquier sociedad.

Hay que pensar también y a tiempo, que en nuestras actuaciones en la relación de revolución y contrarrevolución no puede existir ambigüedad ni ingenuidad, porque eso cuesta vidas, las de otros o las nuestras.

Y en nuestras condiciones y circunstancias, somos un país al cual se le impone una guerra por más de 66 años, que es integral, no solo mediática, económica o ideológica y cultural, afecta a todos los cubanos, de afuera y adentro y es tal el nivel de recursos y actuación enemiga que logran hacer pensar a muchos de que nuestras desgracias actuales son responsabilidad nuestra, no de ellos.

Y que conste que tengo plena conciencia de la incidencia de nuestros propios errores como revolucionarios en la situación existente, pero no tendrá nunca el peso y las consecuencias de las acciones de los enemigos.

Sirva este modesto trabajo a recordar el ejemplo del Comandante en Jefe Fidel, que un día como hoy, 5 de agosto, hace 31años, dio el ejemplo personal de cómo desarmado, pero con la moral más alta que el pico Turquino,  se derrotan acciones promovidas por los enemigos.

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