viernes, 12 de julio de 2024

China, ¿modelo ideal?

 


Por Alejandro Sanchez

No es la primera vez que tratamos el tema y el título es solo un gancho, pues China, su proceso de socialismo, su Socialismo con características chinas (literalmente del chino, Zhōngguó tèsè shèhuìzhǔyì), no debe ser modelo calcado para nadie.

Resulta interesante que algunos críticos de la supuesta copia en Cuba del “modelo soviético”, incluso de una interpretación a la que denominan; “Marxismo-Leninismo”, no sean tan excluyentes con el “modelo chino”. Más, cuando para muchas corrientes marxistas, China no se considera socialista. Tendríamos que pensar que su interés no es tanto la aplicación de un modo de hacer las cosas, sino la cuota de capitalismo que esa nación ha admitido en su sociedad.

¿Es China socialista? Sí, sin dudas. Pueden citarse todas las categorías que se quieran respecto a concentración de riquezas, ejemplificar la cotización en bolsa, o la pobreza. 

A saber, una sociedad socialista o en transición al socialismo debe presentar 4 aspectos generales:

1. Una ideología socialista como guía. 

2. Una economía planificada donde predomine el modo de producción y gestión socialista de la economía. 

3. La creación de nuevas relaciones económico-sociales y políticas con cada vez mayor participación popular hasta destruir las viejas formas. 

4. Un sistema de relaciones socio-económicas superior al anterior, al Capitalismo.

¿Las tiene China? Veamos los hechos.

En China gobierna el Partido Comunista Chino y lo hace, al menos desde 2011, con un claro objetivo de elevar el nivel de vida de la población. En 1990, tenían 750 millones de ciudadanos en la pobreza. En 2013, eran 30 millones, y para 2027, pretenden que el 85% de su población sea considerado como Clase Media y así clasificar como País de Renta Alta (+12 Mil USD per cápita).

Tomado de Xinhua


En 2022, el gasto público del país superaba el 33%, con un riesgo de pobreza del 0% y un desempleo urbano del 6% (-5% se considera país sin desempleo).


En el XIV Plan Quinquenal, que culmina en 2025 y fue adoptado apenas culminada la pandemia, el PCCh se propuso establecer tipos progresivos de impuesto sobre la renta, ocasionando una mejor redistribución de la riqueza; organizar la urbanización hacia agrupaciones de ciudades con vistas a una mayor integración y factibilidad de los servicios; potenciar la vivienda pública de alquiler reduciendo los costos en este sentido para la población (24% de los ingresos), sumado a una política de apoyo hipotecario y, por último, la Ley de Formación Profesional que, entre otras cosas, ilegaliza las clases particulares con fines de lucro.


A eso deben sumarse, Ley de Educación Patriótica, políticas de recuperación medioambiental, crear una cobertura médica gratuita y universal, entre otras. El XX Congreso (octubre 2022), definió esos logros como el cumplimiento del objetivo de lucha fijado para el primer centenario de la Revolución China: la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada; para cumplir como objetivo para el segundo centenario (2049), la construcción integral de un poderoso país socialista moderno.


Bajo ese concepto de sociedad modestamente acomodada, en China se promueve el consumo, bajo normas de mercado y modo de producción capitalista. Sus detractores hacen énfasis en esto para afirmar que no es un país socialista.


En 1978, China se encontraba en el 9no puesto por PIB en el mundo. Hoy son el 2do por PIB Nominal (9,2 Billones de USD), pero el 1ro por PIB-PPA. Pasaron de ser un país con predominio del Sector Primario de la economía, a invertir más del 40% del PIB en los sectores Secundario y Terciario. Un país concentrado en su crecimiento económico que superó el 6% anual desde 1978 hasta el año del Covid.


Sus políticas lograron hacer de esa nación el país de más rápida recuperación económica post-pandemia, y terminó el 2023, con un crecimiento superior al de todo el del G-7.

La guerra comercial con Estados Unidos, iniciada en el gobierno de Trump, luego de haber disfrutado del estado de Relaciones Normales Permanentes de Comercio desde 2000, no parece haber hecho mella en China. No obstante, se habla de estancamiento, deflación, pérdida de mercado externo.

¿Es así, o es la misma estrategia continuamente repetida de desacreditar a China, lo mismo como un experimento fallido del Mercado, que como una nación brutal en la aplicación del capitalismo?


La realidad es que, desde el XIX Plan Quinquenal, se planificó a partir de 2012, bajar el crecimiento nominal para mejorar calidad de vida. El PCCh orientó una mayor inversión en Justicia Social y Ecología, bajo el lema de “prosperidad común reduciendo brechas de riquezas”, un principio que China está aplicando a la “Ruta y Senda de la Seda” y a los BRICS.


Actualmente China domina el mercado de las comunicaciones (40 % entre Huawei y ZTE), y el 18% del mercado automovilístico.


Ya en 2021, como hemos dicho, vislumbrando la guerra comercial con Estados Unidos, y la contracción de los mercados, China decidió aumentar el consumo interno. El levantamiento de la norma de un solo hijo (2015), conlleva a un crecimiento poblacional y del consumo interno con la estimulación de la elevación de la calidad de vida. El Partido envió 775 mil funcionarios a los distritos más pobres (832 identificados en un estudio nacional) con el plan de eliminarlos para 2020, lo cual logró fiscalizando el aumento e inversión del fondo gubernamental.

Para colmo, existe el SAMR; la Administración Estatal para la Regulación del Mercado.

¿Y no es qué en China predomina la propiedad privada sobre los medios de producción? Al menos no sobre los esenciales, los que definen la estabilidad del Estado, e incluso en todos tienen presencia y no dejan nada al azar.

La empresa CCCC, dedicada a la infraestructura para el transporte, es propiedad exclusiva del Estado; los mismo con CIC, que administra la Reserva Internacional china (quienes financian la Ruta y Senda de la Seda), o CR, de servicios y transporte ferroviario.

COSCO, naviera y transporte internacional de contenedores entre las mayores del mundo y la mayor de China; es estatal. Sinopharm, la que fabricó la vacuna china contra el Covid, más de lo mismo. Igual que ChemChina, la empresa que controla toda la producción de agroquímicos en el país, o CASC, la Corporación Aeroespacial China, y CRRC, que es el mayor fabricante mundial de trenes de alta velocidad. Todas son propiedad exclusiva del gobierno chino. 

La poderosa Huawei, dueña del 30% del mercado global de las comunicaciones, es una inmensa cooperativa. Sus trabajadores son los accionistas y beneficiarios de las ganancias. Baowu o BaoSteel, la mayor productora de acero en China, es propiedad exclusiva del Estado. Gree, la empresa más importante y mayor del mundo en climatización del hogar, también es estatal. SF Holding, una súper empresa de entrega y paquetería, estatal, como lo es ZTE (telefonía y proveedor de comunicación), o SEHK, uno de los bancos comerciales más grandes de China con inversiones a nivel global. 

A pesar de lo anterior, China sufre las consecuencias de la influencia de su sector capitalista, la existencia de Clases Sociales en permanente conflicto y una población (sobre todo los más jóvenes), influenciada por la sociedad occidental capitalista. No por gusto, el 1 de enero de 2024, aprobaron la ya mencionada Ley de Educación Patriótica, responsabilizando a la escuela y el hogar con esa tarea. Regularon los contenidos en redes sociales que promueven el lujo y la ostentación, y nombraron el ciclo anual hasta el 2025, como Año de la Amistad Ruso-China y de la Cultura Rusa, demostrando donde están sus intereses geopolíticos. Además se deshicieron de sus reservas en Bonos del Tesoro estadounidense, entre otras acciones políticas que reconocen están dirigidas a destruir la hegemonía de norteamericana, para cambiarlo por “un mundo multipolar con respecto a todas las identidades y el desarrollo común para todas las naciones”.

Si algo debiera copiarse en Cuba del modelo chino, sería la presencia constante del Estado y el Partido, directa o indirectamente, en cada aspecto de su sociedad y economía; una fiscalización y control exhaustivo del mercado, y una planificación detallista y prospectiva que garantice que ese mercado fluya por los cauces necesarios para el desarrollo social.

Si algo debiera aprenderse de China es que las leyes responden a los intereses del Partido y, por ende, del Pueblo y que el Mercado no es libre, que no existe algo así como las leyes del mercado, que se le puede poner rienda y ponerlo al servicio de la construcción de una sociedad mejor.

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