martes, 23 de julio de 2024

La Página del Domingo: Cuestión de gustos.


Por Alejandro Sánchez

Con permiso de JAPE.

Un refrán cubano dice; “para gustos se hicieron colores y para elegir las flores”. Y me inspiró a hablar del tema la excelente columna de Jorge A. Piñero “JAPE”, en el Dedeté, del domingo pasado.
Hay gustos para todos y no todos tienen que ver con lo que el genial JAPE trataba, pero si es real que las condiciones influyen sobre lo que pensamos (Marx lo diría genialmente con aquello de la base y la superestructura), al punto de que quizás entre que te guste el helado de fresa o chocolate, y que te gusten las/os jovencitas/os o los/las medio tiempo alguna vez comience a pesar tu nivel adquisitivo.
Aunque pensándolo bien, no sé en cuanto al sabor, pero lo de buen gusto, imagino sería comerse 3 o 4 ensaladas, y no una Jimagua. Lo primero daría muestra de que tienes dinero para gastar en helados. También puede ser indicio de que tienes mucha hambre o te gusta el helado, pero como quiera pasa por el factor dinero. A mí me encanta el mencionado postre, pero ya cuando escuchó la frase más famosa en Cuba del último quinquenio; “¡el bocadito de helado!, cambió de rumbo para que a ninguna de mis nenas se le ocurra pedirme uno. Tengan en cuenta que subieron de 50 a 70 pesos, lo que dice mucho del valor en Bolsa del nylon en que los envuelven.
En el caso de las conquistas jóvenes o medio tiempo, ya no sé qué decir, primero porque hace mucho que asumí que estoy fuera de forma muelística para esas lides; segundo porque que ya no estoy entre los parámetros del buen gusto, y tercero, porque las jóvenes te piden mucho para su discoteca, uñas postizas y atuendos de buen gusto, pero las medio tiempo piden más para resolver las mismas cosas, además de los antojos de los “terneros”, si tienen.
Más allá de que no estaría de acuerdo con una Policía de los Gustos, porque no me gustaría que alguien me estuviera imponiendo comer fresa en lugar de chocolate; o multándome por comerme a una o tres; si me parece que alguien debería empezar a preocuparse por el hecho de que algunos gustos se conviertan en patrones de consumo impositivos y además, referentes de cómo debe pensarse y gestionar asuntos sociales.
Debería preocupar que determinados “gustos” sean discriminatorios y selectivos, profundizando brechas en nuestra sociedad, especialmente entre niños cuyos padres tengan que inventar alguna excusa para explicar que algo que es de buen gusto de muchos, no lo puede ser para él, o tener que confesar, directamente, que no tienen dinero para darle ese gusto.
En fin, tenga buen domingo y cuando vaya a darse un gusto lleve un nivel de expectativas bajo, para disminuir frustraciones y aumentar las satisfacciones.

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