miércoles, 22 de marzo de 2023

DOSSIER: De nuevo sobre el proyecto de ley de comunicación social, para tratar de evitar que llueva sobre mojado.

 

Imagen tomada del diario Granma

Msc. Roberto R. Dávila Cabrera. / Imagen tomada del diario Granma

Continuando con mis disquisiciones acerca del asunto de la comunicación social, me doy cuenta de que no he fundamentado suficientemente el asunto de las realidades históricas y los peligros que se deben sortear para evitar que llueva sobre mojado. 

Más, si somos seguidores de Fidel y de la generación histórica que ha guiado la revolución cubana por más de 60 años, para llegar a dónde nos encontramos, con muchas dificultades, pero con vida y luchando por un mundo mejor posible.

 Recordando algunas de las causas del derrumbe de la antigua comunidad socialista europea, me doy cuenta una vez más por donde comenzó el ataque externo, y después interno, que produjo tal desbarajuste histórico.

 Dos consignas aparentemente muy revolucionarias: transformar para perfeccionar el socialismo, y glasnost, para que todo el mundo pudiera ver a través de los medios de comunicación, de manera transparente, democrática, tal proceso de cambios necesarios.

 Campañas externas a través de Radio Europa Libre y otros medios de difusión, en acción conjunta integral con medios de inteligencia de potencias occidentales como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, y otras, con el poder económico, como el de Georges Soros, patrocinando y financiando de manera muy barata al mundo científico e intelectual soviético, entre muchas otras acciones enemigas contra el sistema, aplicaron de forma integral una ofensiva que contribuyó desde el exterior a crear condiciones para que se produjera el derrumbe.

 Desde dentro, aparente falta de visión y acción para contrarrestar de forma efectiva tal ataque integral, pero si realizando acciones concretas que debilitaron totalmente el sistema social, comenzando con las medidas para debilitar el papel dirigente del Partido en la sociedad soviética.

 El papel del PCUS se redujo a un rol ideológico educativo, sin derechos de control sobre la administración y dirección de las instituciones y centros de trabajo.

 Recuerdo que tuve que leer y analizar el informe central a presentar en el 26 Congreso del PCUS, en la etapa preparatoria de dicho evento, y fue muy llamativo que no se hiciera referencia para nada a los términos; “capitalismo”, “imperialismo”, “lucha de clases”, “acción ideológica enemiga”, entre otras omisiones importantes, que después vimos con claridad meridiana eran omisiones conscientes.

 Algunas de estas consignas escucho hoy con mucha preocupación dentro del país, con argumentos tropicalizados, y olvidando la realidad de un bloqueo de más de 60 años, y también, ¿por qué no?, con acciones integrales por parte del enemigo externo e interno, que algunos no tienen en cuenta, o ven como parciales, considerando que se contrarrestan sus efectos.

 Todo aquello llevó al derrumbe, a la pérdida de credibilidad del socialismo a nivel social, a la destrucción del sistema socialista mundial, al llamado “fin de la historia”, según Fukuyama.

 El tema de los medios fue central en la batalla, para la transparencia y democratización, hacían falta cambios, más libertad de prensa, incrementar sus funciones sociales, y ante todo, contar con el financiamiento propio, aceptar fondos para lograr las transformaciones necesarias, la propiedad privada.

 Cualquier parecido con lo que hoy voy escuchando en Cuba, pienso, no es pura coincidencia. Se buscan financiamientos para la prensa en fuentes no gubernamentales, se planea realizar negocios para el auto financiamiento, se debe reducir el papel del Partido solo a lo ideológico educativo, sin interferir las funciones administrativas ni de dirección, con amplias facultades para los equipos de dirección para tomar decisiones que garanticen la democracia del medio.

 Nadie habla de bloqueo, de acción enemiga en todos lo campos, pero en las redes está presente la tesis de “estado fallido”, “la libertad de prensa”, “la propiedad no estatal”, la privada u otras de sus formas, por encima y con prioridad a la social, cuestionando siempre la efectividad de esta última. Y no es sólo en las redes, también en sectores que se dicen académicos, o con cartas anónimas atacando a juristas y prestigiosos profesores de Derecho de la Universidad.

 Esos ataques se concentran en contra de nuestros principales dirigentes, en contra de nuestros principales proyectos de desarrollo económico y social, en potenciar nuestras carencias y dificultades, nuestros sufrimientos, nuestras deficiencias, que también las tenemos, en tergiversar nuestra realidad cotidiana, situando las causas en las ineficiencias del sistema socialista, y no en los factores que constituyen las causas reales de los muchos problemas que tenemos.

 He podido leer algo sobre principios a aplicar para el cambio en la gestión editorial de los medios, y no debo dejar de decir algo al respeto.

 Primero se expone la idea de privilegiar la agenda pública sobre la agenda política. ¿No debía ser al revés, como garantía de defender los derechos de todo nuestro pueblo?

 Algo muy exigido durante la Glasnost en la antigua URSS: “Designar los principales cuadros en consulta con los trabajadores y las organizaciones, respetando la política de cuadros interna. El Partido actúa como rector de la actividad político-ideológica, sin interferir en la ejecución de la agenda editorial y la actividad administrativa”.

 Como se podrá observar, el Partido Comunista no designa cuadros, su papel es ideológico, no debe interferir en el quehacer del medio de comunicación. También se requiere, según esa propuesta, la autonomía económica gradual del medio, el diseño en cada uno de ellos de un modelo de negocios, objeto social de la prensa que incluya actividades mercantiles y funciones estatales, y serán necesarias incluso otras modificaciones, incluidas las legales, para llevar a sus efectos el experimento que se proponen desarrollar en el plazo de un año. Las propuestas económicas son aún más amplias y concretas, pero no creo por el momento que sea necesario referirme a ellas.

 He dicho desde el título del artículo; que no llueva sobre mojado. No es disquisición, el asunto es que ya existe la experiencia concreta de hacia donde se mueve la tormenta, a ocurrido antes muchas veces y en muchos lugares, para que ahora nos vayamos a mojar, quizás no con una tormenta, pero si con una de esas lluvias muy finitas, que casi siempre provocan resfriados.

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