domingo, 26 de octubre de 2025

Reflexiones: El Alma, Escudo, y Espada de la Nación.

 
Por Roberto R. Dávila Cabrera 
 
Desde hace muchos años se ha repetido que la cultura es el alma, el escudo y la espada de la nación, una verdad que se acepta sin ningún tipo de discusión. Personalidades como Miguel Barnet y otros han escrito excelentes trabajos fundamentando el porqué de la afirmación.
Pero quiero recordarle a muchos que parece no conocen “Palabras a los intelectuales”, de junio de 1961, expresadas por Fidel.
Desgraciadamente, se divulgan algunos aspectos de esa intervención, pero no las medulares, que son bastantes para el momento histórico en que se pronunciaron, y tienen incluso hoy mucho más valor que en ese momento. Veamos:
 
“Porque si alguna preocupación, si algún temor, nos embargan hoy, es con respecto a la Revolución misma. La gran preocupación que todos nosotros debemos tener es la Revolución en sí misma. ¿O es que nosotros creemos que hemos ganado ya todas las batallas revolucionarias? ¿Es que nosotros creemos que la Revolución no tiene peligros? 
 
¿Cuál debe ser hoy la primera preocupación de todo ciudadano? ¿La preocupación de que la Revolución vaya a desbordar sus medidas, de que la Revolución vaya a asfixiar el arte, de que la Revolución vaya a asfixiar el genio creador de nuestros ciudadanos, o la preocupación de todos no ha de ser la Revolución misma? ¿Los peligros reales o imaginarios que puedan amenazar el espíritu creador o los peligros que puedan amenazar a la Revolución misma?...
 
No se trata de que nosotros vayamos a invocar este peligro como un simple argumento; nosotros señalamos que el estado de ánimo de todos los ciudadanos del País y que el estado de ánimo de todos los escritores y artistas revolucionarios, o de todos los escritores y artistas que comprenden y justifican a la Revolución, debe ser: ¿qué peligros pueden amenazar a la Revolución y qué podemos hacer por ayudar a la Revolución? 
 
Nosotros creemos que la Revolución tiene todavía muchas batallas que librar, y nosotros creemos que nuestro primer pensamiento y nuestra primera preocupación deben ser: ¿qué hacemos para que la Revolución salga victoriosa? Porque lo primero es eso: lo primero es la Revolución misma y después, entonces, preocuparnos por las demás cuestiones. Esto no quiere decir que las demás cuestiones no deban preocuparnos, pero que, en el ánimo nuestro, tal como es al menos el nuestro, nuestra preocupación fundamental ha de ser la Revolución.”
 
Para los que desde la cultura están atacando a la Revolución que creó las condiciones para que cada trabajador de la cultura, todo creador cultural pudiera y tuviera las condiciones necesarias para desarrollar su arte u otras cualidades creativas, se olvidan completamente de la Historia de la Revolución y del país.
 
Y lo digo con conocimiento de causa; Cuba entera, dentro de la Isla y fuera de ella sabe que Miami a recogido en su seno a todo el que abandonó su tierra revolucionaria, y que muchos han sido y son pagados por los enemigos de esta tierra cubana, y que hemos sido traicionados por cineastas, músicos, pintores, intelectuales, y etcétera, y allí van a parar.
 
Lo que está en peligro hoy, lo que está en el ojo del huracán, es la Revolución misma, y no lo ve quien no lo quiere ver. La lucha no ha terminado, sigue ahí cada día, nada ni nadie lo puede ocultar. No son tiempos pacíficos los que vivimos, no es paz lo que tenemos, no es reconciliación lo que salva la Revolución que hemos hecho de pie.
 
Las condiciones y circunstancias nos han llevado a una situación donde se cree más a los enemigos en las redes o fuera de ellas, donde el Partido, el gobierno, las organizaciones, las administraciones, las instituciones armadas, la cultura, se cuestionan y manipulan, con tesis incluso de que la Revolución es un error histórico que se debe rectificar, que el ideal de socialismo es un fracaso, y que es e capitalismo lo que debe salvar al país.
 
Es brutal y permanente la ofensiva ideológica enemiga, y nuestra respuesta va siendo pésima en muchos aspectos, incluido el tema de debilitar por mucho tiempo toda la labor ideológica del Partido en la sociedad.
 
“Porque el revolucionario pone algo por encima de todas las demás cuestiones; el revolucionario pone algo por encima aun de su propio espíritu creador: pone la Revolución por encima de todo lo demás y el artista más revolucionario sería aquel que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución. (APLAUSOS).”
 
Y es Fidel quien dio respuestas, como bien pueden haber leído en el párrafo de arriba. Y los hay, así ha sido, muchos han sacrificado su vocación por la Revolución, mientras otros han vivido de ella sin aportarle casi nada ni reconocer lo que le ha dado.
 
A través de la literatura, de los medios audiovisuales, del cine, la televisión, la radio, y otros medios, se intenta dar una visión diferente de los hechos históricos de la Revolución Cubana, de sus verdades valiosas como un templo.
 
Así, el Martí del exilio es diferente a nuestro Martí que dio su vida combatiendo por la independencia con las armas en la mano; Fulgencio Batista no es el asesino de 20,000 cubanos, no es un tirano, es un niño bueno con medallas escolares del BESO DE LA PATRIA.
 
O Jorge Mañach es un encumbrado intelectual que escribió sobre Martí excelentes obras y merece el reconocimiento de nuestra cultura revolucionaria, cuando abandonó el país y su revolución.
 
O el intento de que Olga Guillot fuera la figura central del Festival del Caribe, y cuantos otros, que pobrecitos, nunca fueron malos, sino buenos con alguna equivocación.
 
La tapa del pomo es Celia Cruz, que ha confundido a estelares artistas revolucionarios consagrados por su historia al lado y apoyando siempre la Revolución.
Y el problema no es ella, ni los que he mencionado, que pudieran ser muchos más, como los años y canas que tengo en mi cabeza.
 
El problema es que tenemos una estructura de dirección del país, que existe para dirigirlo revolucionariamente y no lo están haciendo bien a todas luces. No conozco a ningún dirigente de primer nivel a nivel de la nación, las provincias o los municipios, que se haya, aunque sea pronunciado explicando algo, a todo lo expuesto.
 
Ni el Partido, ni el Gobierno, ni el Ministerio de Cultura, analizan ante el pueblo estos temas, no hablan del éxodo de los artistas, ni de la Asamblea de Cineastas, no cuestionan tales hechos, y hay que preguntarse porqué, si Fidel, desde sus "Palabras a los Intelectuales" y en Congresos de Cultura y otros, siempre abordó estos temas cuando lo consideró necesario, y hay políticas trazadas que se deben cumplir, nadie, que yo sepa, las ha modificado.
 
Pero mi mensaje central no es hacer referencia a esos como Celia Cruz o Batista, u otros mencionados o no.
 
Pienso que el alma, el escudo y la espada de la nación es el pueblo revolucionario cubano, que, con sudor, sangre y mucho esfuerzo, ha creado lo que tenemos, sus Fuerzas Armadas y su Ministerio del Interior, las organizaciones de masas y sociales, y su Partido dirigente, que lo resume todo y es una de las principales creaciones de Fidel para garantizar la continuidad de la Revolución, y entre todos, se ha garantizado estar vivos a pesar de aquellos que abandonan el barco cuando hay peligro de que se hunda.
 
Y ante hechos como los mencionados sobre determinados artistas, pienso que lo esencial no es tomar sus posturas para tomar decisiones por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, es no olvidar nunca a los combatientes que, desde la Sierra Maestra, la clandestinidad, Girón, Crisis de Octubre, Escudo Cubano, y tantas otras movilizaciones en la defensa, no olvidar a nuestros agentes encubiertos, a nuestros miembros de la Seguridad del Estado, a nuestros combatientes, trabajadores y colaboradores internacionalistas.
 
Y no olvidar nuestros muertos, que dieron lo que más vale, la vida, para que ahora algunos quieran vivir a costa de sus sacrificios.
 
Con los enemigos, del tipo o sector que sean, no hay arreglos, no puede haber conciliación. La Revolución por la que todos los mencionados en estos párrafos finales hemos luchado todos estos años, no ha dejado de ser intransigente por salvaguardar la Patria, la Revolución y el Socialismo.
 
Como dijo Raúl, todo cuadro que no se sienta en condiciones de participar en este combate, que es de lucha a muerte entre el capital y el trabajo, entre socialismo y capitalismo, que no se sienta en condiciones de enfrentar con la fuerza necesaria a los enemigos de cualquier tipo de la revolución y derrotarlos, que entregue su cargo a otros, que hay miles dispuestos a hacerlo, porque la Revolución no se entrega sin combatir. No seamos ingenuos, o la Historia se encargará de demostrar que no fuimos capaces a pesar de poder hacer todo lo necesario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sea educado. No insulte ni denigre.