Por Alejandro Sánchez
Una aparente contradicción aparece continuamente en la construcción socialista y pareciera ser muy difícil de interpretar para discernir sobre algunos temas de la realidad cubana: Base y Superestructura.
Por regla general este axioma del marxismo se reduce a la frase poco literal de: el hombre piensa como vive.
Esto ocasiona interpretaciones desarrollistas y economicistas muy limitadas de la sociedad y los procesos sociales, olvidando que la gente "satisfecha" no hace revoluciones. Son las contradicciones generadas por injusticias, dejadez, desidia, explotación, las que provocan las revoluciones.
Claro que para que surja esa explosión debe existir desarrollo de conciencia de clase, conciencia social, conciencia política... todos conceptos muy parecidos pero no similares y que tienen su máxima expresión en la categoria guevariana y fidelista de; conciencia revolucionaria. Fidel lo explicó perfectamente en su discurso del Aula Magna de noviembre de 2005 (texto con el que tenemos muchas deudas).
Como mismo algunos creen que todo se resolverá magicamente con dinero, otros piensan que las personas serán fieles a un proceso o institución solo por pura conciencia, en una especie de credo acrítico y enajenado más propio de un culto religioso que de una ciencia política.
Durante la existencia de la Batalla de Ideas, y alrededor de ese proyecto, coincidiendo en tiempo, se desarrollaron estudios que identificaban una relación entre momentos de crisis económica ocurridos después de 1990, con procesos sociales de aumento de; religiosidad, emigración, delitos, deserción escolar...
Lo anterior quizás parezca muy elemental pero no todos relacionaban (ni relacionan, vaya usted a saber la causa) estos procesos. Y solo ejemplifiquemos el de la deserción escolar, definitiva o temporal.
Golpeaba significativamente los grados secundarios y preuniversitarios, a familias de bajos ingresos y otras que no lo eran tanto. Y aunque existía una correlación entre hembras y varones, había una tendencia mayor entre las primeras. Pareciera más lógico que abandonaran la escuela los adolescentes masculinos para buscar opciones laborales, pero en Cuba es muy difícil emplearse con menos de 17 años y, por desgracia, para emprender oficios ilícitos no es imprescindible abandonar la escuela.
¿Qué pasaba entonces con las muchachas?
En algunas zonas suburbanas, pero no las únicas, se notaba un aumento de matrimonios de adolescentes con hombres de mayor edad y que superaban la media de ingresos: propietarios de tierras o de negocios privados, transportistas, reasentados o sencillamente, con acceso a divisas y extranjeros.
Estas eran zonas donde ya, culturalmente, existía un atraso en el desarrollo social y profesional de la mujer. Con lo que ocurría se reproducía ese patrón cultural por otra generación más, además de otras consecuencias; el embarazo adolescente, solo por citar uno.
En fin; la base económica incide, directa e indirectamente en determinados factores sociales, como también; la pérdida de empleos en sectores decisivos (Educación, el primero; Salud; instituciones armadas o de Seguridad; servicios estatales básicos, etc), lo que incide en la disminución de la calidad y cantidad de servicios basicos o conquistas sociales que caracteriza a un Estado socialista, y posteriormente incide en la percepción negativa hacia ese proyecto social en cuestión.
Este ciclo continúa hacia la pérdida de profesionalidad (ante la ausencia de maestros o el uso de maestros menos profesionales los procesos docentes pierden calidad), de oficios de alto estandar o de calificación científica indispensables para el desarrollo industrial y modernización del país.
Lo anterior, redunda en el aumento de una economia o relaciones de producción que solo contribuyen al Estado y al proyecto socialista mediante el ingreso impositivo, no de bienes con valor agregado, desarrollo industrial, inversión social de calidad. Limita el desarrollo nacional, reproduciendo nuestras condiciones de subdesarrollo. Dicho en plata: un país con más camareros para servir a turistas y menos científicos para desarrollar vacunas y patentes biotecnológicas con alto valor de mercado.
En el debate partidista reciente de cierto documento redactado a principios de los años 90 del siglo XX, un fragmento del texto señalaba que debía observarse cuidadosamente el impacto de la adopción de las medidas de ajuste y reintroducción de relaciones capitalistas pues podían ser contraproducentes. Se conservaba en la copia digital del facsímil la nota al margen de alguien con el axioma que inició este texto: la base ≅ súperestructura. Así, con el signo de congruencia. Evidentemente, el autor de la nota entendía el dilema.
Como bien explicara el propio Engels en carta a José Bloch, en septiembre de 1890:
"Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda...".
Le parafraseo lo que sigue; la superestructura reproduce las condiciones económicas que les permiten mantenerse en el poder, o modificarlas si existe un cambio en las relaciones de poder.
¿Es necesario explicarlo?
Si la persona no siente que necesita a la Revolución (dígase socialismo, estado, Partido, determinada institución), para nada, pues no le satisface necesidades materiales y espirituales puede terminar alejándose de la Revolución, perder el sentido de pertenencia a la Revolución y hasta puede llegar a oponerse a ella cuando entiende que la Revolución se convirtió en el obstáculo para la satisfacción de sus necesidades.
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