Por Roberto R. Dávila Cabrera
Hay noticias y noticias. La que me encontré hoy en redes me alegró mucho, relativa a las orientaciones para realizar el proceso de análisis y discusión del Programa de Gobierno para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, que contempla el debate a nivel de pueblo, con las organizaciones políticas y de masas, y con todo el que sea necesario, no solo en los centros de trabajo.
Deseo proponer algunas ideas sobre el documento. Lo primero es sobre el título. Para no dejarme llevar solo por la experiencia histórica aprendida de Fidel y la generación histórica de la revolución, comparé los contenidos de dos conceptos, distorsión y rectificación.
Este último concepto, utilizado ya por la Revolución en su momento, se refiere, según la Real Academia de la lengua a: “Corregir algo equivocado, inexacto, o que no se ajusta a lo deseado, imperfecciones, errores o defectos de algo ya hecho, enmendar, corregir, arreglar, reparar.” También “El acto de ofrecer una mejora para corregir un error; enmendar”. Su sinónimo es corrección, corregir.
Mientras la distorsión se refiere a “torsión o torcedura”. También a deformación de imágenes, sonidos, señales, producidas en su transmisión o reproducción. Alteración, deformación, desfiguración.
Se abunda en que una distorsión es un cambio, una alteración o una exageración que hace que algo parezca diferente de como realmente es. “Se puede distorsionar una imagen, un pensamiento o incluso una idea.”
Ambos conceptos son utilizados en diversas esferas de actividad humana, como las Ciencias Médicas, las Comunicaciones, la informatización, Óptica, y otras con contenidos diversos. Para la esfera de actividad social que nos convocan, la economía, pienso que es más exacta la utilización del concepto rectificación. Es de humanos la característica de cometer errores en todo lo que se hace, nadie está exento de cometerlos.
Lo que también es es de humanos es saber reconocerlos cuando se cometen y actuar para poner las cosas en su lugar, para rectificarlos, en el menor tiempo posible. Y ello exige también educarnos, formarnos, en el arte de la crítica, de hacerla oportunamente, en lugar, tiempo y forma, como primero que otros, en las FAR, nos enseñó tal axioma el compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Por lo expresado de manera sintetizada, considero proponer que se retome el concepto de rectificación para titular el documento, y se elimine el de distorsión.
Una vieja enfermedad que hemos padecido en años en procesos como este es que cuando ponemos la mente a volar, a proyectarnos, nos alejamos de las realidades a enfrentar, más si cada uno vive realidades diferentes y tiene necesidades e intereses también diferentes, y eso ha llevado a que la subjetividad se ha impuesto como voluntad política a alcanzar algo, para lo que no siempre han existido condiciones. Todos sabemos que soñar no cuesta nada, o cuesta mucho cuando no se alcanzan los deseos y aspiraciones.
Tanto Fidel como Raúl, y con ellos otros dirigentes históricos, han alertado siempre sobre el tener los pies en la tierra, en la realidad, para que no pasen cosas desagradables.
Tenemos una amplia práctica de elaboración de planes de la economía, anuales, quinquenales, o de otros períodos de duración, que se dan por cumplidos o no. El problema que el plan elaborado no da respuesta a las necesidades reales de la población, porque se produce lo que se pueda, no lo que se necesita, y por muy bueno que sea el plan, no da adecuada respuesta a lo que necesita el pueblo, las personas, las fábricas y otros centros de trabajo, estudio o defensa.
Por lo expresado, otro aspecto conceptual muy importante: el contenido del documento debe responder a las necesidades del desarrollo de nuestra realidad, entre muchas otras exigencias. El que se nos presenta ha sido elaborado con las técnicas de la dirección estratégica, de manera que se tenga muy claro cuál es nuestra misión revolucionaria, así como la visión que tengamos de ella y del avance hacia el futuro, para tener un rumbo de movimiento muy claro y no perderlo en ninguna circunstancia.
Pero por esa proyección ideal de futuro, esa concepción técnica y teórica, si no se complementa con planes de acción o actuación bien claros, lleva también a alejarnos de la realidad, a no tener siempre oportunamente una clara visión de lo que va ocurriendo en ese movimiento permanente, forma de existencia de la materia.
Tal proceso lleva también, inevitablemente, a que ocurran hechos que no fuimos capaces de prever, que no vimos a tiempo, o también por causas naturales, no productos de errores o deficiencias, se producen y traen consecuencias negativas. Para ejemplificar: ciclones, terremotos, agresiones militares, epidemias, etc.
Esas proyecciones de futuro a largo plazo, necesarias, no pueden alejarnos de la realidad que se vive y exige respuestas inmediatas, son necesidades de hoy, no de mañana o un futuro lejano, y no perder de vista que la revolución se hizo, nació, de las necesidades de hoy, aunque también se plantee crear condiciones para enfrentar desde el presente las bases para la solución de los problemas del futuro.
En un esfuerzo encomiable, el documento sintetiza nuestras necesidades y prioridades en 10 objetivos que expresan la intención declarada de búsqueda de solución a los problemas económicos y sociales que afectan a todos los cubanos. Eso lo diferencia de largos documentos elaborados años antes en nuestra práctica revolucionaria, y es expresión de una gran capacidad de síntesis.
Se le ha dado un orden a los objetivos, pero yo los ordenaría de forma diferente, porque pienso que para satisfacer las necesidades inmediatas, lo primero es producir alimentos, poner a producir las tierras que en gran magnitud tenemos sin producir hace años (en mayo de 2023 analizamos en mi organización de base del Partido que el 52% de las tierras cultivables del país estaban “ociosas”, y a pesar del tiempo transcurrido la situación parece seguir igual o cerca de igual) y hacer tal cosa es preparar y movilizar fuerza de trabajo para hacerlo. ¿La tenemos en cantidades y disposición suficiente según las necesidades de alimentos a producir?
Y el segundo objetivo debería ser el que se sitúa como cuarto sobre la gestión y desarrollo de la empresa estatal socialista, donde tenemos la mayor cantidad de fuerzas productivas y fuerza de trabajo calificada y también con capacidad de resolver con mayor volumen de producción y servicios la solución posible de nuestras necesidades.
Los especialistas económicos me van a tratar de fundamentar que la estabilidad macro económica es esencial para lograr el resto de los objetivos. Yo les respondo ¿Qué tiempo lleva Cuba sin estabilidad macro económica? ¿No puede pensarse que lo que va a lograr estabilidad económica, sea micro o macro, es la producción que además de contribuir a resolver los problemas vitales del consumo de la población, nos aportará recursos que sean mercancías a vender en los mercados que nos rodean, sean en Cuba o en otros países, y teniendo qué vender, tendremos entradas seguras en moneda dura sin tener que dolarizar la economía interna, o hacerlo solo en proporciones controlables?
Nunca me podré olvidar que Batista y toda su camarilla dejaron los bancos cubanos en bancarrota, sin recursos, sin dinero, sin dólares, porque se los robaron y llevaron para bancos en el exterior. Y la revolución tuvo esa situación como punto de partida, desarrollamos la producción agrícola, mecanizamos la agricultura y la siembra y corte de caña, además de avanzar en otros frentes de la producción y los servicios. Hay experiencias, aunque las circunstancias actuales hayan creado dificultades tales que parecen insuperables, pero no lo son. Y no estamos solos, tenemos países amigos dispuestos a ayudarnos, no ha que nos hagan el trabajo que nosotros debemos y tenemos que hacer.
(Continuará).

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