El portaaviones USS Gerald R. Ford en el océano Atlántico oriental el 5 de noviembre. Imagen tomada de Internet.
Por Alejandro Sánchez
Si la operación en el Caribe, ya con la llegada del portaaviones Gerald T. Ford, se denominara; "Libertad abrumadora", "Huracán del Caribe", o algo similar, debiéramos preocuparnos algo más.
La lanza es un arma de guerra que sugiere que intentarás herir a tu oponente mientras mantienes la mayor distancia posible, bien al final del asta. Esto nos deja ante la opción "casi inédita" en la estrategía militar norteamericana de los bombardeos selectivos. Pueden limitarse a las "narcolanchas", o atreverse con Venezuela.
De la capacidad de resistencia que tenga esta, de continuidad en el mando si llegaran a matar a Maduro, Diosdado, Padrino... y de que puedan golpear al "Ford" con algún "regalito" donado por Rusia, China o Irán dependerá el desenlace y que entonces la responsabilidad de salvar a América de su crisis pase de corresponder al SOUTHCOM para pasar al AFRICOM y la invasión de Nigeria se titule: "Rugido africano", "Simba Justiciero", o "Trueno Divino", por aquello de salvar a los cristianos.
Mientras, el genocidio que continua en Palestina "no existe" porque Trump firmó la paz; las noticias de corrupción en Kiev pasaron a ser primera plana porque a alguien hay que echarle la culpa de la derrota, y el presidente de Kazajistán salió casi directamente de su reunión en Washington para Moscú, a firmar un acuerdo de asociación y cooperación estratégica.
También por Washington pasó el "rebanacuellos" de Siria para garantizarle a Trump que se llevará bien con los kurdos, porque de casualidad es en la zona controlada por estos de dónde Estados Unidos roba petróleo sirio con la anuencia de Turquia. Porque claro, si falla Venezuela o Nigeria, hay que garantizar energía barata, muy necesaria si ya es público que consumiste todas tus reservas estratégicas.
El mundo sigue su curso al cambio de era a una velocidad vertiginosa.

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